martes, 13 de julio de 2010


Santa Teresa de Los Andes




Juanita Fernández Solar, una joven vocación para Dios.

"Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca"
, decía. Y su ilusión y su constante empeño fue asemejarse a El, configurarse con Cristo.

Por eso, deseando llegar a ser una excelente discípula suya, vivió decidida a serle fiel hasta el fin.

Estaba siempre dispuesta a servir a los demás, sobre todo por alegría y felicidad, siendo amable y atractiva en lo que hacía.

Su vida fue enteramente normal y equilibrada. Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte, al que era aficionadísima, destacando en la natación y en la equitación.

Como joven bellísima, simpática, deportista, alegre, equilibrada, servicial y responsable, Teresa de Los Andes optó por entregar su juventud a Cristo, para vivir el programa evangélico del amor con plenitud, en la vida religiosa en la Orden del Carmelo.

Teresa de Los Andes viene cumpliendo la misión que ya le fuera reconocida poco después de su muerte: despertar hambre y sed de Dios en nuestro mundo materializado.

Beatificada por Juan Pablo II en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, ha sido solemnemente canonizada por el mismo Sumo Pontífice en Roma el 21 de marzo de 1993.

Su santuario, en Auco, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en un gran centro espiritual de Chile.

SU ESPIRITUALIDAD

A pesar de su juventud -19 años- y de su cortísima vida en el Carmelo -11 meses- su espiritualidad es rica y transparente.

Leyendo su precioso y abundante Epistolario, y sobre todo su Diario, escrito desde 1917 con el título de "Historia de la vida de una de sus hijas", pueden apreciarse los quilates de esta alma extraordinaria.

Amó tiernamente a Jesús.

Dice ella refiriéndose a su Primera Comunión: "Jesús, desde ese primer abrazo, no me soltó y me tomó para Sí. Todos los días comulgaba y hablaba con Jesús largo rato...

"La mirada de mi Crucifijo me sostiene... ¡Qué feliz soy! He sido cautivada en las redes del Divino Pescador. El 8 de diciembre me comprometí. Mi pensamiento no se ocupa sino de El... Jesús mío, he visto que sólo una cosa es necesaria: amarte y servirte con fidelidad; pare hacerme y asemejarme en todo a Ti. En eso consistirá mi ambición".

Y a María de un modo todo especial: "La Virgen me ayudó a limpiar mi corazón de toda imperfección... Mi devoción especial era la Virgen. Le contaba todo. Sentía su voz dentro de mí misma... Mi espejo ha de ser Maria. Puesto que soy su hija, debo parecerme a Ella y así me pareceré a Jesús". Su amor al Carmelo... A las almas... A sus seres queridos... son otras facetas de su espiritualidad. El modelo de esta joven santa chilena que tanto amó a Cristome invita a mirar el sentido de mi vida. ¿Qué me dice? Ella vivió con amor intenso su corta vida de esposa de Cristo.
¿Pongo yo una gota de amor, entusiasmo y alegría a las acciones de mi vida?





Mirar a Santa Teresa de los Andes me ayudará a tomar conciencia de lo trascendente que es vivir del amor a Dios y a los hermanos y hermanas en un servicio de entrega.
Cristo me espera con los brazos abiertos; me dejo tomar de su mano para llegar a ser su discípula misionera.






lunes, 12 de julio de 2010


En Lucas 6: 27 – 29 Jesús dice:

" Dejen que los niños vengan a mí y no se los impidan, por que el reino de Dios es de quienes son como ellos.”

La simplicidad y la inocencia de los niños nos devuelven la imagen de Dios muchas veces olvidada o distorsionada por nosotros los seres humanos. Dios es, infinitamente simple en su complejidad, se hace niño, asume humildemente la humanidad de un infante. Es Él quien se abaja para elevar al hombre.

Por eso bendito los niños y los humildes y los sencillos porque ellos nos permiten en sus rostros contemplar el rostro del Padre.

Pero cuidado, Jesús nos enseña a "ser astutos como las serpientes y sencillos como las palomas". Mt 10,16. Como dice San Pablo, hemos de ser simples como los niños, pero adultos en nuestro juicio.

Eso me recuerda el siguiente cuento:

Una vez se acercó Dios a visitar a un monje que vivía oculto en la montaña y le planteó lo siguiente:

A ver, ¿qué es lo que quieres que haga por ti? Estoy dispuesto a hacer todo lo que tú digas.

Y dice la leyenda que el monje le dijo:

Pues, mira... que por donde yo vaya... los enfermos queden curados, los que no tengan pan, que tengan que comer, los que no tienen trabajo pues que también encuentren trabajo y que incluso alguno resucite por donde yo paso. Pero que todo esto ocurra, después de que pase yo. Sin que nadie se dé cuenta de que es a causa de mí.

El monje pedía para sí la humildad y para los necesitados ayuda a sus problemas....

Si hallas la sencillez y la humildad, una multitud se salvará en torno de ti, sin que te des cuenta, sin que nadie se dé cuenta.


jueves, 1 de julio de 2010

VERDAD LLENA DE AMOR


Amor en la Verdad” en el desarrollo humano

Queremos mirar y valorar el desarrollo que hemos logrado en nuestras vidas , construyéndolas con caridad en la verdad, y seguir construyéndolo.

El proceso de desarrollo se ha ido produciendo sin duda de un modo integral en cada uno de nosotr@s. Los pilares han sido las relaciones conmigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios.


En su Encíclica CARITAS IN VERITATE (El Amor en la Verdad), el Papa Benedicto XVI nos dice que,

La caridad, en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad” CIV Introducción 1

Me abro y recibo este texto de Benedicto XVI.

Vuelvo a leer y me pregunto ¿cuál es la fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona?

Destaco la respuesta en el texto citado, la recibo con corazón abierto, la contemplo y anoto lo que me sugiere. ..

Delante del Espíritu que nos enseñará toda verdad, me concentro en oración profunda y le pido me ilumine con el texto citado.

Me pregunto sobre la importancia que la verdad ha tenido en mi vida y cómo la he desarrollado a través de los años. Puedo hacer un itinerario en que ella me lleva de la mano desde mi niñez pasando por la adolescencia, la juventud, la edad madura, los años dorados.

Seguramente tengo experiencias importantes respecto a la verdad, que he asumido y madurado como parte de mi historia de salvación.

La Verdad, como la Caridad son dones, gracias de Dios. Abro mi ser a estos regalos.

Seguramente he buscado la verdad: en el evangelio, la oración, lecturas y personas que orientan mi fe (revistas, libros, acompañante…)
¿Cuál, cuáles son mis verdades más importantes?
Recuerdo, hago memoria y anoto bajo la acción amorosa del Espíritu de Dios que nos enseña toda verdad.



La verdad sin caridad es como un cuerpo sin alma.

La caridad sin la verdad puede manifestarse

superflua,

alejada de la justicia y el bien común.





2°. Contemplo, Adoro, Doy Gracias

En este segundo paso me dejo iluminar por textos de la Biblia y del Papa Benedicto XVI.

Mi corazón, iluminado por tu Palabra, está dispuesta Señor para adorar y dar gracias por la capacidad de desarrollar en mí y en mi familia, la caridad en la verdad.


Textos

I. Juan 8,31a :“Si se mantienen en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

v ¿Qué dice este texto? Lo vuelvo a leer rumiando las palabras. Lo aprendo de memoria, recitándolo ante el Señor. Subrayo las palabras o la frase clave, que me ayudarán a penetrar el sentido del texto.

v ¿Qué me dice el Señor en este texto a mí personalmente? ya que está dirigido a mí. Seguramente alguna frase me llega más que otras. Por ej. “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” u otra.

v Contemplo: repito la frase varias veces, como si la escuchara de Jesús y me dejo invadir por la Palabra hasta que toque mi corazón.

Me quedo en silencio dialogando con mi Señor y agradecida de lo que El me revela.

II. Benedicto XVI nos enseña que “El ser humano está hecho para el don, en el cual manifiesta y desarrolla su dimensión trascendente” CIV 3 "La caridad es amor ofrecido y recibido. Es gracia (cháris). Su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo”. CIV 5

Reflexiono este texto, lo oro, contemplo.


Amor ofrecido y amor recibido. ¿Siento y vivo de esa manera la gracia de Dios que es caridad?

Pongo algún ejemplo concreto de cómo ambos aspectos se han ido entrelazando en mi vida.



La misión de verdad es parte irrenunciable de nuestras vidas,

es urgencia, que nos hace salir de nosotras mism@s,

más allá de nuestras fronteras