SU
FAMILIARIDAD DE TRATO CON DIOS.
Josefa Fernández de Santiago Concha, nace el 15 de marzo de
1835 en Santiago, en la casona familiar, ubicada actualmente en calle Mac Iver entre Santo Domingo y
Esmeralda.
La vida de Madre Josefa no es sino
un mensaje de amor. Llevó en su interior
el fuego de un gran ideal de mujer: “Nunca he pensado si una cosa me cuesta o no,
cuando sé que es para la Gloria de Dios”. Este ideal, fue el que la acompañó
toda su vida, la quemó por dentro con
ardores de pasión y la estimuló constantemente a entregar su vida por la
salvación de las almas en la Obra Santa del Buen Pastor.
Josefa tiene 27 años, cuando
ingresa a la Comunidad del Buen Pastor (fundada
en Angers - Francia en 1835, por Santa María Eufrasia Pelletier) en la Sede Provincial de Santiago, Casa de calle Rivera.
Mujer culta y sencilla, serena, de gran
inteligencia y humor, atenta a los signos de los tiempos, es toda de Dios y al mismo
tiempo, toda del prójimo.
Su vida es de pastora peregrina,
fundando conventos y casas para niñas, jóvenes y adultas que han quedado
orilladas en los camino de la vida.
Donde puede se instala con las hermanas para abrir el corazón y las
puertas donde se acogerán las almas que andan perdidas, sin horizonte en el
camino.
Muchas cosas podemos decir de esta
Sierva de Dios, su celo apostólico sin
fronteras, su amor incondicional a las personas sin discriminación, su confianza
sin límites en Dios, su temple armonioso y equilibrado…. Pero hay algo más, en su
tumba en el Buen Pastor de Buenos Aires, destaca su epitafio que nos llama a
escudriñarla aún mejor. Se lee “del trato familiar con Dios a través de la
diminuta imagen del Niño Dios”; la frase la acuñó el jesuita Juan Ysern quien
tanto supo de Madre Josefa como amigo, confesor y director espiritual. Muchas
facetas laudables tuvo Josefa en su seguimiento de Jesús, como misionera, líder
espiritual, humildad a toda prueba, perdón, misericordia, gratitud… sin embargo
el sacerdote Ysern rescató el trato
familiar con la divinidad; sí, trato familiar,
es decir frecuente o constante..
¿Qué sucedía entre la Madre y el Niño?
Conversaban. La Madre sin poner nada de su parte recibía sus locuciones, en
cualesquier circunstancia o lugar donde estuviese y su alma se sentía embargada por la validez de “sus palabras “.
En todo estaba el Niño Dios, participando, orientando,
conduciendo, opinando… ¿Acaso no fue decisión suya inconmovible, la ubicación
de la Casa del Buen Pastor en Concepción, en Chile, cuando hizo triunfar su
fallo inapelable?: “Este es el lugar de mi descanso, porque yo lo elegí”. Y
entre un mar de imposibles surgió, de improviso, la solución que nadie
esperaba. Y Él se instaló allí. ¿Y qué decir de Córdoba, cuando la Madre
vacilaba por el incierto y exiguo panorama económico de la región? “Quiero nacer pobre y humilde en Córdoba”?,.
. y sus decisiones zanjaban
definitivamente toda vacilación. Sus mutuas confidencias eran tan permanentes
como informales sus coloquios. Entrando en su escritorio en Buenos Aires, ella
le comunica: ¿Sabes mi Dios? Esta tarde llegará de Chile la Madre Eufrasia
Bascuñán. Y la respuesta inmediata: “Estaremos muy contentos de vernos los
dos”. Estando la Madre en Córdoba a
pocos días de la instalación, llega a celebrar la Eucaristía el Vicario de
Salta monseñor Pablo Padilla, y éste al saludar a la Madre recibe exabrupto la
siguiente pregunta: ¿Qué es Jujuy? Es la patria de Monseñor respondieron todas.
Y ¿por qué esta pregunta tan fuera de propósito? Ella aclaró que el Niño le
repetía con insistencia “Jujuy, Jujuy”.
Y Jujuy en Argentina contó prontamente con una casa del Buen Pastor.

Dios habla a los suyos como le place y cuando
le place, lo importante es escucharlo, acogerlo y saborear la divina comunicación. No a todos
nos habla Dios como a Madre Josefa, pero sí de mil otras maneras. ¡Escuchémoslo.!
Jesús, el Buen Pastor suscitó a esta
gran mujer para ayudarnos a descubrir que Dios es misericordia y que los
dones evangélicos de la compasión y
ternura los podemos vivir con toda la
fuerza del corazón en la fe y las obras.
MADRE JOSEFA VIVE EN NUESTRA MEMORIA.
MADRE JOSEFA VIVE EN NUESTRA MEMORIA.