viernes, 13 de abril de 2018

CADA CUAL POR SU CAMINO

     
EL ESPÍRITU NOS AYUDA A DISCERNIR

  "La santidad es el rostro más bello de la Iglesia. Pero aun fuera de la Iglesia Católica y en ámbitos muy diferentes, el Espíritu suscita «signos de su presencia, que ayudan a los mismos discípulos de Cristo»...

   San Juan Pablo II nos recordó que «el testimonio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes». En la hermosa conmemoración ecuménica que él quiso celebrar en el Coliseo, durante el Jubileo del año 2000, sostuvo que los mártires son «una herencia que habla con una voz más fuerte que la de los factores de división».

  "Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él (cf. 1 Co 12, 7), y no que se desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él."  

    "Todos estamos llamados a ser testigos, pero «existen muchas formas existenciales de testimonio».  Porque la vida divina se comunica «a unos en una manera y a otros en otra»".

      "Todo esto es importante. Sin embargo, lo que quisiera recordar con esta Exhortación es sobre todo el llamado a la santidad que el Señor hace a cada uno de nosotros, ese llamado que te dirige también a ti: «Sed santos, porque yo soy santo» (Lv 11,45; cf. 1 P 1,16). El Concilio Vaticano II lo destacó con fuerza: «Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre»".

¿HAS PENSADO CUÁL ES TU CAMINO HACIA LA SANTIDAD,..CÓMO PUEDES SEGUIR MEJOR A JESÚS?





TOMADO DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA SOBRE LA SANTIDAD, DEL PAPA FRANCISCO. ABRIL 2018

domingo, 1 de abril de 2018

EL RESUCITADO ES EL CRUCIFICADO

Para resucitar
 hay que pasar por la muerte

“Morimos del todo”; soy yo el que muero, es mi persona, no es sólo mi cuerpo; yo soy una unidad de vida hasta la muerte. La vida es personal, la muerte es personal y… es personal la resurrección. 


“Morimos del todo y resucitamos del todo”.  Sólo se puede creer en la muerte de las personas y en la resurrección de las mismas personas. 
 Y seremos nosotros, para siempre, como eres Tú el que fuiste, en nuestra tierra, hijo de la María y de la Muerte, compañero de todos los caminos. Seremos lo que somos, para siempre, pero gloriosamente restaurados, como son tuyas esas cinco llagas, imprescriptiblemente gloriosas. Como eres Tú el que fuiste, humano, hermano, exactamente igual al que moriste, Jesús, el mismo y totalmente otro, así seremos para siempre, exactos, lo
que fuimos y somos y seremos, ¡otros del todo, pero tan nosotros!  

Tomado de Casaldáliga sobre la Resurrección.