martes, 21 de octubre de 2014

Itinerario vocacional de Rosa Virginia Pelletier en los 200 años de su ingreso a la Orden de Nuestra Señora de la Caridad

La vocación es una llamada y una gracia que podemos escuchar y acoger o rechazarla; está fuera de nuestras posibilidades el inspirarla y hacerla nacer. La iniciativa es de Dios. Dios golpea las zonas misteriosas de nuestra existencia, y llama a desarrollar la pasión por Aquél que dio  la vida por nosotros. Cada uno experimenta esta llamada según la apertura de su conciencia y corazón a la propuesta de Él, al proyecto que tiene para cada persona, ya sea en la vida laical, en la vida matrimonial, religiosa, sacerdotal….

“No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido”, dice Jesús.  Los primeros apóstoles se fascinaron con Jesús y fue Juan Bautista quien se los mostró; lo siguieron y le preguntaron: ¿Dónde vives?,  y se fueron con él. Los discípulos fueron llamando a otros y así se fue formando la cadena de seguidores de Jesús, por la palabra y el testimonio de otros.

  
Vocación es un  proceso de descubrimiento de Dios en el que la  persona se deja tomar por el Espíritu, para seguirlo, en un camino estrechamente unido a la maduración humana y de la fe, en un diálogo con Dios, que dura toda  la vida.

ROSA VIRGINIA PELLETIER  ha escuchado la llamada de Jesús a seguirlo en la vida religiosa. El 20 de octubre de 1814 entra al Monasterio de Nuestra Señora de la Caridad, en Tours, como postulante; es un día de gran fiesta en el Monasterio, ya que ese día se celebra al  Corazón Divino de Jesús, Solemnidad litúrgica que Juan Eudes, fundador de la Orden, celebrara por primera vez el 20 de octubre de 1672 en Francia. Rosa Virginia es llamada la postulante del Sagrado Corazón. La joven queda marcada por este hecho que pasa a ser el centro de su espiritualidad. El Corazón de Jesús la invita a la cercanía, afecto, ternura; se siente cautivada por el Amor. El amor de misericordia será su programa de vida; amor de fuego que quema, que abraza, que purifica, que renueva. Jesús vino a traer fuego a la tierra, y ¿qué ha de querer Rosa Virginia sino abrazar al mundo entero?

Esta vocación de ardiente celo apostólico, se irá desarrollando en ella a través de su vida. Es 1817 y tiene 21 años cuando profesa sus votos religiosos de Castidad, Pobreza y Obediencia y el voto de celo apostólico, específico de la Orden. Rosa Virginia se llamará de ahora en adelante María de Santa Eufrasia.

Como joven profesa, , ejerce su misión de liderazgo con jóvenes vulneradas, con quienes aplica una pedagogía de comprensión, bondad y firmeza y en la cual va descubriendo una llamada más fuerte a ejercer misericordia. Siente que el Señor le dice “Misericordia quiero”. En su trato con ellas había experimentado la profundidad interior de algunas jóvenes internas, cuya conversión a Dios las hace aspirar a una vida de entrega total a Dios. Constata entonces que su propia vocación está ligada a la vocación de estas jóvenes y cuando es elegida superiora del Monasterio, a los 29 años, les organiza un pequeño monasterio en la gran Casa de Tours. Serán llamadas Magdalenas y será para María Eufrasia “la coronación de su Obra”. Ingresan cuatro internas y tres años más tarde serán doce.


En 1829 experimenta otra llamada fuerte de Dios, se trata de la fundación en la ciudad de Angers en la cual pone grandes esperanzas. Recuerda cuando era niña y paseaba por las playas de Noirmoutier, donde nació. Allí todo era horizontes, diversidad, dinamismo, corría por la orilla del mar mojándose los pies en carreras locas con sus compañeras. Es allí, al escuchar el relato de los marinos sobre la trata de negras, que despertó en ella el espíritu misionero. No sabe por qué pero asocia estos recuerdos con Angers. Un día una religiosa le había dicho: “Usted será un ángel o un demonio”; Rosa Virginia le respondió que sería religiosa. “¡Uf, con su carácter!” refutó la religiosa.  Esa semilla vocacional ha ido creciendo. Se sabe audaz y emprendedora, ¿cómo no recordar cuando se arrancó del internado en la noche para hablar con la superiora del Refugio sobre su vocación? Con la fundación de las Magdalenas tuvo que enfrentar oposición, y este riego ha permitido a la semilla convertirse en una planta con ricas y hermosas hojas y flores.

Madre Eufrasia es nombrada superiora de la nueva fundación, allí tiene que multiplicarse para atender a las novicias, a las jóvenes profesas a las jóvenes internas; hay pobreza, faltan religiosas con experiencia ya que son sólo tres hermanas de votos perpetuos. Dios no abandona a su servidora, la rodea de bienhechores, cuenta con el apoyo del Obispo de Angers, de sacerdotes adictos al Monasterio,  de novicias que llegan en bandadas.

Es ahora cuando su vocación la llama a hacer crecer el árbol. Apoyada por la comunidad, el obispo, algunos sacerdotes y bienhechoras decide crear lo que se llamó: “el Generalato”. Es decir, las Casas que a continuación se funden dependerán de Angers que será la Casa Madre cuya superiora será la Madre general; allí mismo habrá un solo noviciado. Las hermanas podrán ser enviadas a las distintas fundaciones. El obispo de Angers eleva una súplica al papa Gregorio XVI para su aprobación.

El icono del Buen Pastor en el desarrollo vocacional de María Eufrasia.

La figura bíblica del BUEN PASTOR  queda indisolublemente unida a la Nueva Congregación, que aprobada  el 16 de enero de 1835 tomará el nombre de NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL BUEN PASTOR.  Ella, Rosa  Virginia, la postulante del Divino Corazón, experimenta en el Corazón del Buen Pastor, la encarnación de la misericordia del Padre, que acoge con ternura y llama por su nombre a cada persona, especialmente a las que más sufren. Desde entonces el Pastor Bueno será fuente inspiradora y camino para las hermanas.



(Centro de Espiritualidad Buen Pastor)

martes, 7 de octubre de 2014


INTELIGENCIA ESPIRITUAL

 "Nosotros...no cesamos de orar por ustedes, y de pedir que sean llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual".Colosenses 1,9 
                                            
Entre las muchas formas de inteligencia  que hoy se han estudiado, destacamos tres en particular: la inteligencia intelectual, la inteligencia emocional y la inteligencia espiritual. Todas ellas basadas en serias investigaciones científicas.

Por medio de la inteligencia intelectual organizamos nuestros pensamientos, articulamos los diversos saberes, en especial el lenguaje y estrategias de la acción. Está ligada a la dimensión del cerebro llamada neocortex.  No tiene más de siete u ocho millones años, pero se desarrolló completamente con la aparición del homo sapiens sapiens hace unos cien mil años. Pero la inteligencia intelectual sola no da cuenta de la vida humana.

Existe en nosotros la inteligencia emocional,  relacionada con el cerebro límbico que surgió hace más de 130 millones de años cuando en la evolución aparecieron los mamíferos. Estos llevan la cría dentro de sí y, una vez nacida, la rodean de amor y cariño. Surgió entonces en el universo conocido algo absolutamente nuevo: la emoción, el afecto, el sentimiento, la pasión, el amor y también sus contrarios.  Las capas más profundas y decisivas de nuestra vida tienen esta historia antigua. Somos ante todo seres de emoción y de sentimiento. Algunos filósofos* la llaman también «razón cordial, o sensible».  La inteligencia emocional es el nicho de los valores, de la ética, del amor, y lo que da sentido a nuestras vidas.
Finalmente existe en nosotros la inteligencia espiritual. Durante los últimos veinte años se ha hecho un descubrimiento sorprendente: cada vez que una persona se ocupa existencialmente con visiones globales de las cosas, con el sentido de la vida, con lo sagrado y con Dios, en su lóbulo frontal se da una aceleración inusitada de las neuronas.** Los científicos,  han dado a esta experiencia el nombre de «punto Dios» en el cerebro. Se trata de una ventaja evolutiva de los seres humanos: un órgano interno a través del cual capta el Todo ligado por un Eslabón sagrado que unifica todo. Así como tenemos órganos externos, ojos, nariz, oídos, etc. mediante los cuales captamos el mundo material, tenemos un órgano interno mediante el cual captamos este Eslabón, considerado como la Realidad Suprema que sostiene todo. Podemos llamarlo con mil nombres ya que Dios es más que el «punto Dios». Esta dimensión está en cada persona y constituye la base biológica de la inteligencia espiritual. Se manifiesta por más sensibilidad frente al otro, más amor, más compasión, más respeto y más devoción.  Si activamos el «punto Dios» nos humanizamos a nosotros mismos y nos espiritualizamos. El fruto es una profunda paz y serenidad y la sensación de estar dentro de un todo más grande que nos acoge y la presencia de Dios en nuestro interior.
¡Qué gozo!¿no?

*     Meffesoli, Cortina, Scheler, Muniz Sodré, Duarte Jr. 
**     Danah Zohar,  Ian Marshall, "Inteligencia espiritual",2000. 


Adaptación de artículo de Leonardo Boff en Koinonía.

jueves, 2 de octubre de 2014

PRISIONERO DEL DINERO

UN JOVEN RICO

Recordemos el Evangelio del hombre rico que se arrodilla ante Jesús para preguntarle que podía hacer para heredar la vida eterna. Este hombre, destaca el Papa Francisco, “era un hombre bueno,  “pero esto no era suficiente para él, quería algo más; el Espíritu Santo lo impulsaba”. Jesús lo miró con amor y le hizo la propuesta: Vende tus bienes y ven conmigo a predicar el Evangelio”. Pero al escuchar estas palabras “se le oscureció el rostro y se fue entristecido”, porque poseía muchos bienes”. “ E hizo su elección: el dinero. El corazón lleno de dinero… Era un hombre bueno que nunca había robado, ¡nunca! ¡Nunca había engañado! Era dinero honrado. Pero su corazón estaba prisionero allí, estaba ligado al dinero y no tenía la libertad para elegir. El dinero eligió por él”.


Recen a Dios por las vocaciones, para que mande sacerdotes y religiosas con el corazón sólo para Él, libres de la idolatría de la vanidad, del poder y del dinero. 

“Debemos rezar para que el corazón de estos jóvenes pueda vaciarse, vaciarse de otros intereses, de otros amores, para que el corazón se libere". 

‘Señor, mándanos, mándanos religiosas, mándanos sacerdotes, defiéndeles de la idolatría, de la idolatría de la vanidad, de la idolatría de la soberbia, de la idolatría del poder, de la idolatría del dinero’.