viernes, 31 de enero de 2014

CONCIENCIA DEL AMOR DE DIOS

 PECAR ES FALLAR AL AMOR DE DIOS

 “El pecado más grande de hoy es que los hombres han perdido el sentido del pecado”.


La palabra ‘pecado’, hoy día, no es aceptada por muchos, porque presupone una visión religiosa del mundo y del hombre. "Si se elimina a Dios del horizonte del mundo, no se puede hablar de pecado, como cuando se esconde el sol, desaparecen las sombras; la sombra surge sólo cuando existe el sol; de este modo, el eclipse de Dios implica necesariamente el eclipse del pecado” (Benedicto XVI). Cuando se pierde el sentido del pecado, se pierde también “el sentido del Reino de Dios” y en su lugar emerge “una visión antropológica súper potente”, la del “yo lo puedo todo”.
La mentalidad del mundo materialista y hedonista se nos filtra, casi sin darnos cuenta, y va cambiando poco a poco nuestra jerarquía de valores.

Cuando disminuye la presencia de Dios entre los hombres, “se pierde el sentido del pecado” y así puede suceder que le hagamos pagar a otros el precio de nuestra “mediocridad cristiana”.
Cada día, dice el Papa Francisco, al rezar el “Padrenuestro”,  le pedimos a Dios “Venga a nosotros tu Reino…”, es decir “crezca Tu Reino” en nosotros.



Nos hará bien rezar hoy por nosotros, para que el Señor nos dé siempre la gracia de no perder el sentido del pecado, para que el Reino no disminuya en nosotros.


Adaptación de catequesis de los Papas Benedicto XVI y Francisco.

miércoles, 22 de enero de 2014

DICHOSOS LOS INVITADOS





JESÚS EL CORDERO DE DIOS.

Juan Bautista vio a Jesús que venía hacia él  y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1,29). Cuando Jesús es llamado el Cordero de Dios en Juan 1,29 y Juan 1,36, es en referencia a que Él es el perfecto y último sacrificio por el pecado.

En el Antiguo Testamento,  todo el sistema sacrificial sirvió de base para la venida de Jesucristo, quien es el perfecto sacrificio que Dios proveería como expiación por los pecados de Su pueblo (Romanos 8,3; Hebreos 10).
Jesús es el Cordero Pascual que se entregó por nosotros en la Cruz,  que se da en la Eucaristía y que celebra el banquete de bodas.

 En Isaías 53,4.12 se dice que el Siervo carga los pecados de muchos. El Cordero como Siervo sufriente, es Cristo, es aquél que se ofrece libremente a sí mismo para eliminar del mundo el pecado y llevar a Dios a todos sus hermanos.
En Isaías 53,7 se dice que el Siervo: “No abrió la boca; era como un cordero llevado al matadero y como una oveja ante sus trasquiladores”.


En el Apocalipsis, el cordero aparece triunfante, con el signo de su inmolación y una multitud de elegidos lo aclaman cantando: "Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza." Apoc 5,12

Al intercambiar el saludo de la paz en la celebración de la Eucaristía, (antes de la comunión), decimos: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros y danos la paz. El Celebrante mostrando el Cuerpo de Cristo,(la Hostia) dice: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados a la Cena del Señor.
La Cena es Cristo quien la ha establecido; Él mismo nos invita a participar con corazón lleno de alegría, y Él mismo es el alimento que se nos da: Él, EL Cordero de Dios. Somos realmente dichosos de participar en este Banquete donde Cristo se desposa con su Pueblo, para presentarlo a su Padre, sin pecado.
Nuestro Pastor es nuestro Cordero. ¡Gracias!

Te acojo Oveja amada, te abrazo en cada hermano y hermana a quien doy la paz.

lunes, 6 de enero de 2014

REY, DIOS y HOMBRE

TRES OFRENDAS: ORO, INCIENSO Y MIRRA

El Señor Jesús se manifestó a los sabios de Oriente cuando era un Niño.
 ¡Qué misteriosa comunicación habrán experimentado estos personajes!, quienes después de escrutar los cielos, se encontraron con  la inmensidad de la divinidad en la fragilidad de un niño. Los invadió la adoración, el gozo del encuentro, la celebración, el compartir con María, José y el Niño en su casa.
Esta manifestación fue tan regia como inusual como le gusta a Dios recrearse con quienes lo buscan de corazón.









DIOS SE NOS MANIFIESTA CADA DÍA. SEPAMOS DESCUBRIR LA ESTRELLA QUE ILUMINA NUESTRAS EXPERIENCIAS.


La Fiesta de Epifanía me invita a descubrir en mis hermanos y hermanas, 

una manifestación de Dios; a recibir de ellos un triple regalo: cada uno es rey o reina, en ellos habita Dios y son seres humanos extraordinarios, preciosos a los ojos de Dios.

Epifanía está en que yo abra los ojos y ¡vea!