domingo, 26 de mayo de 2013

TRES SON LOS AMADOS





“En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"

"La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad" nos dice S. Cesáreo de Arlés.
Los cristianos somos bautizados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19), y no en "los nombres" de estos, pues no hay más que un solo Dios, el Padre, el Hijo único y el Espíritu Santo. Previamente hemos respondido "Creo" a la triple pregunta que nos pide confesar nuestra fe en cada uno de los Tres.
 
“Creemos en un sólo Dios que lo trasciende todo y lo penetra todo, y lo invade todo. Lo trasciende todo en cuanto Padre, lo penetra todo por su Palabra, lo invade todo en el Espíritu Santo”. (San Atanasio I carta a Serapión)

Este es un misterio grande al que es imposible llegar a través de la razón, pero sí podemos atisbarlo y gozarlo en el amor. Dios es amor nos dice San Juan, y es ese amor el que se ha derramado en la Creación. Él  todo lo crea y hace por amor y de un modo especial al ser humano. Jesús, desde la Encarnación hasta la Resurrección nos ha revelado el amor del Padre y del Santo Espíritu, y su amor en la Cruz es pura Misericordia porque toma sobre sí el pecado de cada persona y de la humanidad entera,  lo reduce y lo aniquila con su Muerte y Resurrección.

Observemos la imagen, y como hijos e hijas de Dios, dejémonos abrazar y abrasar por los Tres en su inmenso amor de misericordia.
Tratemos de hacer lo mismo con las personas con quienes tratamos.



Oremos:

Uno es Amor y tres son los amados,
bajo el techo del alma trasladados.
que le son huertos, montes y collados;
y es sueño lo demás.

Una es la Luz y tres los resplandores
Una la Llama viva en tres ardores,
Que consumen el alma en sus fulgores
Y es sueño lo demás

Tres los hermosos son y una Hermosura
sola, en que el alma abreva más dulzura
cuánto más se remonta en la espesura
y es sueño lo demás. Amén


(Liturgia de la Stma.Trinidad, Himno de las Horas)

domingo, 19 de mayo de 2013

DIVINO ESPÍRITU

ESPÍRITU DE DIOS



Tú eres Amor y  me habitas, me vas transformando en misionero/a del amor.
Tú eres Consuelo en la aflicción, en la angustia, en el dolor. ¡Cuán suave es tu bálsamo que se derrama como aceite sanador!

Me unges y me consagras al servicio de los pequeñitos del mundo.
Eres Fuerza, Energía,  ayuda en el abatimiento,en la inercia.. la pereza.  Me levantas cuando caigo frente al enemigo.

Me infundes tu Fuego, me pasas la antorcha para  prender el Reino.
Eres Soplo, Aliento; continuamente me das vida.
Eres  Agua purificadora donde me sumerges para hacerme renacer.
                        ESPÍRITU SANTO ¡VEN!

lunes, 13 de mayo de 2013

ASCENCIÓN



Ascender,
 subir, más bien alejarse de los ojos humanos.
 No más percepción sensible, corporal del Resucitado.
¿Dónde desapareciste Jesús? Ya no te vimos ni te  tocamos ni hablamos contigo como antes.
Dicen que te fuiste al Cielo. ¿Dónde queda el Cielo? 
En Dios, porque el Cielo es Dios,y  no  lugar alguno.

Estás en todas partes, buscándonos, atrayéndonos hacia ti, enviándonos tu Espíritu para que nos enseñe a escucharte y actuar, a verte en el mundo, en el cosmos, en la historia actual.

¿Cuándo será que echemos lejos la fuerza del pecado?
¿Cuándo permitiremos que sea abrazada la tierra y el universo en el fuego de tu amor?

viernes, 3 de mayo de 2013

Sólo un sueño




Una civilización realmente planetaria?


 Soñar, soñar nos impulsa a veces a actuar, aunque sea Sembrando migajas. 

 Robert Müller, llamado también «ciudadano del mundo» y «padre de la educación global», era un hombre de sueños. Fundó y fue el primer rector de la Universidad de la Paz, creada en 1980 por la ONU en Costa Rica, país que no tiene ejército. Él imaginó un nuevo relato del Génesis bíblico: el nacimiento de una civilización realmente planetaria en la cual la especie humana tiene la misión de garantizar la sostenibilidad de la Tierra y cuidar bien de ella así como de todos los seres que en ella existen. 

He aquí lo que él llamó el «Nuevo Génesis»:
«Y vio Dios que todas las naciones de la Tierra, negras y blancas, pobres y ricas, del Norte y del Sur, del Oriente y del Occidente, de todos los credos, enviaban sus emisarios a un gran edificio de cristal a orillas del río del Sol Naciente, en la isla de Manhattan, para estudiar juntos, pensar juntos y juntos cuidar del mundo y de todos sus pueblos.
Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el primer día de la Nueva Era de la Tierra. 
Y vio Dios que los soldados de la paz separaban a los combatientes de las naciones en guerra, que las diferencias se resolvían mediante la negociación y el raciocinio y no por las armas, y que los líderes de las naciones se encontraban, intercambiaban ideas y unían sus corazones, sus mentes, sus almas y sus fuerzas para el beneficio de toda la humanidad.
Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el segundo día del Planeta de la Paz. 
Y vio Dios que los seres humanos amaban a la totalidad de la Creación, las estrellas y el sol, el día y la noche, el aire y los océanos, la tierra y las aguas, los peces y las aves, las flores y las plantas y a todos sus hermanos y hermanas humanos.
Y dijo Dios: “Eso es bueno”. Y ése fue el tercer día del Planeta de la Felicidad. 
Y vio Dios que los seres humanos eliminaban el hambre, la enfermedad, la ignorancia y el sufrimiento en toda la Tierra, proporcionando a cada persona humana una vida decente, consciente y feliz, controlando la avidez, la fuerza y la riqueza de unos pocos.
Y dijo Dios: “Eso es bueno”. Y ése fue el cuarto día del Planeta de la Justicia. 
Y vio Dios que los seres humanos vivían en armonía con su planeta y en paz con los demás: gestionando sus recursos con sabiduría, evitando el despilfarro, frenando los excesos, sustituyendo el odio por el amor, la avaricia por el darse por satisfecho, la arrogancia por la humildad, la división por la cooperación y la suspicacia por la comprensión.
Y dijo Dios: “Eso es bueno”. Y ése fue el quinto día del Planeta de Oro. 
Y vio Dios que las naciones destruían sus armas, sus bombas, sus misiles, sus barcos y aviones de guerra, desactivando sus bases y desmovilizando sus ejércitos, manteniendo sólo una policía de la paz para proteger a los buenos de los malos y a los sanos de los enfermos mentales.
Y dijo Dios: “Eso es bueno”. Y ése fue el sexto día del Planeta de la Razón. 
Y vio Dios que los seres humanos recuperaban a Dios y a la persona humana como su Alfa y Omega, reduciendo a las instituciones, creencias, políticas, gobiernos y demás entidades humanas a su papel de simples servidores de Dios y de los pueblos. Y Dios los vio adoptar como ley suprema aquélla que dice: «Amarás al Dios del Universo con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu bello y maravilloso planeta y lo tratarás con infinito cuidado. Amarás a tus hermanos y hermanas humanos como te amas a ti mismo. No hay mandamientos mayores que éstos».
Y dijo Dios: “Eso es bueno” . Y ése fue el séptimo día del Planeta de Dios».
Si en la puerta del infierno de Dante Alighieri estaba escrito: «Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis», en la puerta de la nueva civilización en la era de la Tierra y del mundo planetizado estará escrito en todas las lenguas que existen en la faz de la Tierra: «No abandonéis nunca la esperanza, vosotros que entráis».
Adaptación de la Página de L. Boff en Koinonía 2013-04-19