jueves, 13 de junio de 2019


DIOS TRINO
 es el centro de mi fe y por lo tanto de mi vida.

   No estamos solos en este universo porque "la
 gracia del Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo está  con todos nosotros”.
 (cf. 2 Corintios 13:14) 

Decir creo en Dios significa creer que en mí habitan Padre, Hijo y Espíritu Santo y que los TRES son UNO porque están íntimamente unidos.

CREO QUE El me ama y me conoce en lo mejor de mí mismo, en el fondo del corazón. Él está conmigo, existe para mí y yo existo para El y El me abrasará con infinita misericordia y ternura el día de mi pascua final.

Siento que en el Dios Trino, existe un movimiento interno continuo de comunicación y amor mutuos, en una relación efusiva de entrega y donación. Este movimiento,  me parece una danza, que crea y se recrea en el Universo, en todas sus creaturas. 

Convivimos con muchas personas, y otros hermosos seres vivos, y montañas, ríos, lagos, mares,  vientos y huracanes, estrellas, nebulosas... y un cosmos en expansión; un tejido maravilloso en que las diferencias de los seres se entrelazan  y van conformando un todo: comunidad cósmica a la que el ser humano va dando sentido, abierto al ser comunitario.

No estamos solos en este universo y nuestra conciencia nos impele a ser más imagen y semejanza de la Trinidad que refleje mejor en la tierra la comunión trinitaria de Dios, en nuestras familias, en las sociedades particulares y en la comunidad global.

TRINIDAD SANTA ABRASAME, 
CONVIDAME UN POCO DE ESE SER COMUNITARIO
QUE SOLO EXPERIMENTAN USTEDES TRES.

sábado, 8 de junio de 2019

VEN ESPÌRITU SANTO , Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA






 El Espíritu Santo,  es la fantasía de Dios y el motor del cambio.

El Concilio Vaticano II afirma: «El Espíritu de Dios dirige el curso de la historia con admirable providencia, renueva la faz de la Tierra y está presente en la evolución» (Gaudium et Spes, 26/281). El Espíritu está siempre en acción. 
Por el Vaticano II (1962-1965), la Iglesia acompasó su paso con el del mundo moderno y sus libertades. Especialmente estableció un diálogo con la tecnociencia, con el mundo del trabajo, con la secularización, con el ecumenismo, con otras religiones y con los derechos humanos fundamentales. El Espíritu rejuveneció con aire nuevo el crepuscular edificio de la Iglesia.
En Medellín (1968) se puso a caminar con el submundo de la pobreza y de la miseria que caracterizaba y sigue caracterizando al continente latinoamericano. En la fuerza del Espíritu Santo, los pastores latinoamericanos hicieron una opción por los pobres y contra la pobreza y decidieron llevar a cabo una práctica pastoral que fuese de liberación integral: liberación no sólo de nuestros pecados personales y colectivos, sino liberación del pecado de opresión, del empobrecimiento de las masas, de la discriminación de los pueblos indígenas, del desprecio por los afrodescendientes y del pecado de la dominación patriarcal de los hombres sobre las mujeres desde el Neolítico.
De esta práctica nació la Iglesia de la liberación. Ella muestra su cara en la apropiación de la lectura de la Biblia por el pueblo, en la nueva forma de ser Iglesia de las comunidades eclesiales de base, en las diferentes pastorales sociales (de los indígenas, los afrodescendientes, de la tierra, la salud, los niños y otras) y en su reflexión correspondiente que es la Teología de la Liberación.  Muchos màrtires cristianos sucumbieron luchando por la libertad de sus pueblos, contra las dictaduras latinoamericanas.

La cuarta irrupción fue el surgimiento de la Renovación Carismática Católica en Estados Unidos desde 1967 y en América Latina desde los años 70 del siglo XX. Ella trajo de vuelta la centralidad de la oración, la espiritualidad, la vivencia de los carismas del Espíritu. Se crearon comunidades de oración, de cultivo de los dones del Espíritu Santo y de asistencia a los pobres y enfermos. Esta renovación ayudó a superar la rigidez de la organización eclesial, la frialdad de las doctrinas y rompió el monopolio de la Palabra, en poder del clero, abriendo espacio a la libre expresión de los creyentes.
Estos cuatro eventos sólo se evalúan bien teológicamente cuando se ponen bajo la óptica del Espíritu Santo. Él irrumpe siempre en la historia y de forma innovadora en la Iglesia, que entonces se hace generadora de esperanza y de alegría de vivir la fe.
Hoy en día vivimos en la, tal vez, mayor crisis de la historia humana. Es su mayor crisis, porque puede ser terminal. En efecto, nos hemos dado los instrumentos de auto-destrucción. Hemos construido una máquina de muerte que puede matarnos a todos y liquidar toda nuestra civilización tan costosamente construida a lo largo de miles y miles de años de trabajo creativo. Y con nosotros podrá morir gran parte de la biodiversidad. Si esta tragedia ocurre, la Tierra continuará su camino, cubierta de cadáveres, devastada y empobrecida, pero sin nosotros.

Por esta razón, decimos que nuestra tecnología de muerte ha abierto una nueva era geológica: el Antropoceno. Es decir, el ser humano se está mostrando como el gran meteorito rasante amenazador de la vida. Él puede preferir autodestruirse a sí mismo y dañar perversamente a la Tierra viva, Gaia, a cambiar su estilo de vida y su relación con la naturaleza y con la Madre Tierra. Como una vez en Palestina los judíos prefirieron Barrabás a Jesús, los enemigos actuales de la vida pueden preferir Herodes a los niños inocentes. Se mostrará en realidad como el Satanás de la Tierra en lugar de ser el ángel guardián de la creación.
En ese momento invocamos, suplicamos y gritamos la oración litúrgica de la fiesta de Pentecostés:  «Ven Espíritu Santo y envía del cielo un rayo de tu luz».
Sin la vuelta del Espíritu, corremos el riesgo de que la crisis deje de ser una oportunidad de acrisolamiento y degenere en una tragedia sin retorno. 

 «Ven Espíritu Santo y renueva la faz de la Tierra».


Adaptaciòn de articulo de leonardo Boff

sábado, 1 de junio de 2019

ASCENSIÓN DE JESÚS


Con su ascensión al cielo Cristo fue entronizado en la esfera divina; penetró en un mundo que escapa a nuestras posibilidades. Nadie sube hasta allí si no ha sido elevado por Dios (cfr. Lc 24,51; Hch 1,9). El vive ahora con Dios, en la absoluta perfección, presencia, ubicuidad, amor, gloria, luz, felicidad, una vez alcanzada la meta que toda la creación está llamada a lograr. 

Cuando proclamamos que Cristo subió al cielo pensamos en todo eso.


El paso de Jesús del tiempo a la eternidad, de los hombres a Dios, está descrito según una historia de ocultamiento, forma literaria conocida y común en la antigüedad greco romana y judía. Lucas hizo uso de un género que se prestaba exactamente para exaltar el fin glorioso de un gran personaje. Jesús era mucho mayor que todos ellos pues era el mismo Hijo de Dios que retornaba a Dios de quien había venido.

En el Evangelio lucano Jesús bendice a los discípulos; y  es adorado por ellos por vez primera. Queda así claro que con la ascensión los discípulos comprenderán la dimensión y profundidad del Paso de Jesús al Padre.


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Ahora es el tiempo de la Iglesia, de su misión hasta los confines del orbre; ahora es el tiempo de mirar la realidad del mundo e ir allí donde Cristo nos apremia a entregar amor, justicia, solidaridad y misericordia.

Inadaptación de párrafos del libro "Hablemos de la Otra Vida" del teólogo Leonardo Boff


viernes, 19 de abril de 2019

DE LA MUERTE A LA VIDA



La Pascua cristiana celebra


la resurrección de un torturado y crucificado.


Él realizó el paso y el éxodo de la muerte a la vida. No volvió a la vida que tenía antes, limitada y mortal como la nuestra. En él irrumpió otro tipo de vida no sometida ya a la muerte, que representa la realización de todas las potencialidades presentes en ella (y en nosotros). Aquel Ser  alcanzó por su resurrección tal plenitud que, finalmente, acabó de nacer. Como dijo Pierre Teilhard de Chardin, Jesús, plenamente realizado, explosionó e implosionó hacia dentro de Dios. San Pablo entre perplejo y encantado le llama novissimus Adam (1Cor 15,45), el nuevo Adán, la nueva humanidad. Si el Mesías resucitó, su comunidad, que somos todos nosotros, hasta el cosmos del cual somos parte, participamos de ese evento bienaventurado. Él es el “primero entre muchos hermanos y hermanas” (Rom 8,29). Nosotros le seguiremos.
  A pesar del “viernes santo” de odio y de exaltación de la violencia, la resurrección nos infunde la esperanza de que daremos el paso (pascua) donde ya no habrá nadie que se atreva a favorecer la cultura de la violencia, ni que exalte la tortura, ni que se muestre insensible a  TANTOS ROSTROS DE JESÚS crucificado en la persona de miles de niños y niñas, mujeres y adultos torturados y explotados; de gente sufriente que huye a causa de las guerras, los discriminados; los hambrientos y enfermos, los ancianos solos, las  muertos por venganza, las mujeres asesinadas por sus parejas..
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En Cristo resucitado podremos ver rostros  de personas transformads por su fe en Él y que lo siguen gozosas en el servicio de la justicioa y de la misericordia.

Tomado de Leonardo Boff con adaptaciones.

martes, 9 de abril de 2019


La condenación a muerte de Jesús 
Reflexión de Cuaresma.
 Jesús vivió intensamente el amor a su Padre, y con su vida, palabras y obras de misericordia enseñó una nueva manera de vivir la  relación con Dios y las personas.   Enseñó la libertad de los hijos de Dios, depurando el legado de Moisés y actuando según el corazón de Dios. 

Los piadosos del templo se escandaliban; para ellos, Jesús había ido demasiado lejos. Intentaron encuadrarlo dentro de los cánones del tiempo, normas y más normas,... sin embargo a través de parábolas Jesús serguía abriendo posibilidades de ser mujeres y hombres nuevos. Era un profeta molesto para las elites y los letrados, ya que anunciaba un reino de ternura y compasión hacia los pobres y marginados. 

Los autoridades del Templo de Jerusalén, procuraron reducirlo al silencio; enseguida lo enemistaron con el pueblo y con las autoridades romanas; lo expulsaron de la sinagoga, excomulgán­dolo; lo difamaron acusándolo de poseído del demo­nio, de hereje, samaritano, comilón y bebedor y amigo de gente de mala clase; lo amenazaron de muerte haciéndolo ir al exilio; finalmente, decidie­ron matarlo: lo tomaron preso, lo torturaron, y some­tiéndolo a juicio lo crucificaron en el Calvario. La muerte de Jesús en la cruz no fue para ellos sino un crimen más.

San Marcos (3,5) nos dice que Jesús se entristeció profundamente por la dureza de corazón  de los representantes de Dios; se produjo un desgarramiento en el interior de su alma. El no deja de amar, de anunciar la alegría del Reino que nace de la conversión, de creer que el Padre amoroso es también el Padre de los que lo rechazan.
CUESTIONAMIENTO
¿Rechazo yo a alguien? ¿Lo comento haciendo complices de mi rechazo? 

  • Miro a Jesús, tan perseguido, pobre y ridiculizado y me propongo actuar como Él:  ver a las personas más allá de sus apriencias, como lo hace Dios que ve en cada uno lo bueno, con afecto esperando su conversión.

miércoles, 6 de marzo de 2019

CUARESMA

           CAMINANDO HACIA LA PASCUA ETERNA.

             

La condenación a muerte de Jesús fue conse­cuencia de su vida y de sus obras de misericordia. Estas escandalizaron a los piadosos del templo. Para ellos, Jesús había ido demasiado lejos. Intentaron encuadrarlo dentro de los cánones del tiempo; des­pués, procuraron reducirlo al silencio; enseguida lo enemistaron con el pueblo y con las autoridades romanas; lo expulsaron de la sinagoga, excomulgán­dolo; lo difamaron acusándolo de poseído del demo­nio, de hereje, samaritano, comilón y bebedor y amigo de gente de mala clase; lo amenazaron de muerte haciéndolo ir al exilio; finalmente, decidie­ron matarlo, aprisionándolo, torturándolo, some­tiéndolo a juicio y crucificándolo en el Calvario. La muerte de Jesús en la cruz no fue para ellos sino un crimen más.
¿Cómo reacciona Cristo, hombre lleno de ter­nura y misericordia? San Marcos nos dice que se entristeció profundamente por la dureza de corazón (3,5). Se produjo un desgarramiento en el interior de su alma. El no deja de amar, de anunciar la alegría del Reino que nace de la conversión, de creer que el Padre amoroso es también el Padre de los que lo rechazan.
Su amor, para los enemigos se manifiesta como denuncia profética de la dureza de corazón que los imposibilita para acoger el Reino. La ira santa de los “ay de ustedes  escribas y fariseos” no es expresión de rechazo de las personas, sino de sus mentalidades; es una forma de amor que alerta y previene contra el desastre que produce la dureza de corazón.
Su amor para con los enemigos se manifiesta también en el sacrificio y el ofrecimiento del perdón. No deja que, el odio tenga la última palabra, sino el amor, aunque sufrido y doliente. Decide no echar pie atrás, no desistir, ni huir sino ofrecer su vida y sacrifica.

martes, 5 de marzo de 2019

VUELVAN A MÍ DE TODO CORAZÓN





 VIVAMOS ESTE TIEMPO de CUARESMA, CON PASIÓN. 

Queridos hermanos y hermanas, la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original (cf. Mc 1,12- 13; Is 51,3). 
Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que «será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación.



Párrafos del mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2O19

jueves, 28 de febrero de 2019

Escuchalo y Ven: JESÚS MI PASTOR El salmo 22(23) nos muestra la si...

Escuchalo y Ven: JESÚS MI PASTOR
 El salmo 22(23) nos muestra la si...
: JESÚS MI PASTOR  El salmo 22(23) nos muestra la situación de privilegio, diríamos de mimo, de un alma que se siente querida por Dios, ...
JESÚS MI PASTOR

 El salmo 22(23) nos muestra la situación de privilegio, diríamos de mimo, de un alma que se siente querida por Dios, que es bien consciente de sus favores, de su predilección. Y de la misma forma, asegurado por su experiencia de un Dios tan inmensamente bueno y providente, lanza al futuro su mirada, se siente seguro de aquella misericordia que ha experimentado siempre, y prorrumpe en una afirmación llena de fe y de esperanza: "habitaré en la casa del Señor por años sin término".  Nada le separaría del templo, nada le alejaría de aquella intimidad, de aquella experiencia de un Dios que él mismo calificó de pastor y de huésped.

                                                                              

La mesa preparada PARA LA FIESTA está lista. En la mesa hay lugar para todos, ya no habrá enemigos porque  el mismo Dios NOS ALIMENTA en el Banquete por Él preparado.

Recomendamos saborear el salmo con una lectura orante.
Sintámonos queridos por Dios.



 J. M. Vernet, 22 Salmos para vivir, Barcelona 1987, pp. 97-100. Adaptación.

jueves, 7 de febrero de 2019

EL CORAZÓN LUGAR ENTRAÑABLE DE MARÍA

MARÍA CONOCE A FONDO  LA MISERICORDIA  DEL SEÑOR

Los evangelios muestran a María al comienzo y al final de la vida de Jesús con una participación clave en la anunciación del Señor (Lc 1,26-38), y al pie de la Cruz (Jn 19, 26 ss). Estas relevantes escenas, enmarcan el conjunto de los evangelios y otorgan a María un lugar preponderante en la historia de la salvación.

Desde la Cruz, Jesús dice a María: Mujer ahí tienes a tu hijo y a Juan: "Ahí tienes a tu madre" y Juan (y en él todos nosotros) acogió inmediatamente a María en lo íntimo de su ser, de su vida.
Allí, al pie de la Cruz, María nos recibe como hijos con entrañas maternales de misericordia, en su corazón recibe a la humanidad, sin exclusión alguna de personas.
Como transparencia de su Hijo, su amor se derrama sobre cada uno con gran ternura y compasión; su presencia femenina suscita la acogida, el ambiente familiar, el amor y el respeto a la vida.

¡Acerquémonos a este corazón de Madre! símbolo del íntimo amor que nos profesa. Pidámosle que nos ayude a formar a Jesús en nosotros enseñándonos su Sí sin condiciones a las solicitudes de Dios.