UN CORAZÓN "RECOGIDO"
Jesús dice: “Quien no recoge
conmigo, desparrama”.
Usa la palabra ‘recoger’. Tener un corazón recogido, es tener un
corazón sobre el cual nosotros sabemos qué cosa sucede.
En la noche, antes de terminar la jornada, en soledad podemos hacernos la pregunta: ¿qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? SÍ, ¿qué ha sucedido?
¿Qué cosas han pasado a través de mi corazón?” Si no lo hacemos,
verdaderamente no sabemos vigilar bien ni custodiar bien nuestra vida,
nuestro ser. “Sabemos, Jesús habla claramente, que los diablos vuelven, siempre, también al final de la vida; Él – Jesús – nos da el ejemplo de esto. Y para custodiar, para
vigilar, para que no entren los demonios, es necesario saber recogerse, es
decir, entrar en silencio ante sí mismo/a y ante Dios, y al final de la
jornada preguntarse: ‘¿Qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Ha entrado
alguien que no conozco? ¿La llave está en su lugar?’. Esto nos ayudará a
defendernos de tantas maldades, incluso de las que nosotros podemos hacer, si
entran estos demonios, que son muy astutos, y al final nos estafan a todos”.
Vigilemos
el corazón como un centinela: “Cuántas veces – observó el Papa – entran los
malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Tantas
cosas, que entran. ¿Pero quién ha abierto aquella puerta? ¿Por dónde han
entrado? Si yo no me doy cuenta de cuanto “entra en mi corazón, mi corazón se
convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad,
un corazón donde el Señor no puede hablar y ni siquiera ser escuchado”.
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Custodiar nuestro corazón es custodiar el Espíritu Santo, que está dentro de nosotros”. |
Cf.
Adaptación. Vaticano, "El Papa Francisco, 10 de octubre de 2014" .
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