CENA DE COMUNIÓN
Contemplemos
a Cristo en el Cenáculo, en la vigilia de su pasión, donde hizo a la Iglesia el
don de sí mismo. En el sacramento de la Eucaristía ha querido quedarse con
nosotros, haciéndose nuestro alimento de salvación.
La Eucaristía es puro amor, no hay palabras
para describirla, sólo perdura la experiencia íntima de millones de personas,
que a través de los siglos han comulgado a Cristo; a mí- a tí- nos toca consumar esta experiencia en el banquete divino.
Gracias
Jesús, por tu cuerpo y tu sangre con las que sellaste nuestra redención.
El don de tu cuerpo nos ayuda a
amarnos los unos a
los otros como Tú nos
has amado... no sólo con
palabras sino con obras como las tuyas.
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