Acojo
el clamor de Dios que me llama desde
escenarios donde la realidad está
crucificada.
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El término “marginación”,
deriva del latín “marginem”,
que propició la palabra “margen”, frontera, que
delimita
lo permisible o aceptable, de lo que escapa a lo aceptable
en lo vivencial, económico, político, ideológico, etc.
La marginación consiste en la separación
efectiva de una
persona, una comunidad, o un sector de la sociedad,
respecto al
trato social; el proceso puede mostrar
diferentes grados y mecanismos, desde la
indiferencia hasta la represión y reclusión geográfica.
La marginación
puede ser el efecto de prácticas explícitas
de discriminación, que se aplica
principalmente en la
intolerancia de tipo racial, sexual, étnico, cultural,
religiosa
o ideológica. En la actualidad la marginación cultural
tiene mucho
que ver con el desarrollo personal,
generalmente asociado con las relaciones
sociales.
Marginación y pobreza. A pesar de que
estamos en pleno
siglo XXI, la tasa de pobreza en el mundo
aumenta
consideradamente; la mayor parte de las familias
que están en esta situación no
reciben la ayuda
económica necesaria para vivir dignamente. Las restricciones
en el acceso a los servicios e ingresos necesarios para tener
un nivel de vida
mínimo que resultan de la exclusión
social, hacen que exista una alta
correlación entre
pobreza y exclusión social.
La marginación más que nada se debe a las
formas de
gobierno de un país, ya que comúnmente quien decide o crea
las
oportunidades de trabajo y desarrollo social están dentro
de un paradigma
gubernamental. Los y las menos
favorecidos
no tienen el mismo trato ni oportunidad ante el
trabajo, educación,
entre otros… En las clases bajas existe
una gran desigualdad ante la educación
de los niños ya que
su nivel de educación es mucho más “pobre” e incluso muchos
no tienen este “privilegio” de poder estudiar.
La
pobreza femenina, es decir, la vulnerabilidad de las mujeres
en condiciones
precarias y privaciones, ¿me
sorprende?
¿Cómo acojo este hecho en mi
propia vida, en la familia, en
la comunidad? Tengo ojos para ver, voluntad para decidir
y
actuar…si es que mi corazón se remece con latidos
de misericordia.
En
la lista de marginados/as, muchas veces tengo y reflejo
rechazo e intolerancia
hacia grupos minoritarios, etnias,
religiones, adictos de todo tipo. Reconozco
mis rechazos,
los nombro y me digo: "Soy consciente de que margino
a personas y/o grupos". En mí está el remediarlo.
La
exclusión social es un proceso, no una condición; por lo tanto sus fronteras
cambian constantemente, y quién es excluido o incluido en el grupo de aislamiento
social puede variar con el transcurso del tiempo; dependiendo del grado de
educación, las características demográficas, los prejuicios sociales, las
prácticas empresariales y las políticas públicas y la acción de particulares en Ongs, Congregaciones, Fundaciones ...
Reflexiono:
Qué podría hacer para lograr sacar de la exclusión, sufrimiuento y aislamiento a personas o grupos,
aún dentro de la Iglesia. ¿Acciones concretas, oración?
La Beata M.
del Divino Corazón nos dejó esta Oración:
“Te ruego Amor Eterno por todas las personas. Déjame derramar tu amor en
sus corazones, déjame que acoja misericordiosamente a los pobres, los
oprimidos, los que están en peligro, los caídos. Deja que los lleve a todos
hacia Ti, a tu Divino Corazón, ¡Oh Buen Pastor! Dame la fuerza para ello en el
sacramento de tu amor humano-divino”.
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