HILDEGARDA DE BINGEN
El Papa Eugenio III señaló
que su obra era al estilo de los profetas, la invitó a seguir escribiendo y
autorizó la publicación de sus obras.
Ese don profético fue algo
que la santa entendió desde sus inicios. Se concebía a sí misma como un simple
instrumento de Dios, como un medio a través del cual se manifestaba sus
grandezas. No se preocupaba tanto por interpretar lo que veía, sino que su
labor se reducía a la simplicidad de comunicarlas.
Santa Hildegarda nos dice
que sus visiones nos las veía en sueños, ni en éxtasis, ni con los ojos
corporales o los oídos humanos:
“Sino que las veo con mis
ojos y mis oídos humanos interiormente, cuando estoy despierta. Simplemente en
espíritu, y las he recibido en lugares descubiertos según la voluntad de Dios”.
Es decir, las percibió a
través de los sentidos corporales, pero la inspiración venía del interior, del
alma (o si se quiere de la mente), como una cosa infunsa desde lo Alto. Comenzó
entonces a escribir entusiasta, ayudada por Volmar, su secretario y copista, y
por Richardis de Stade, una monja de su comunidad por la que llegó a sentir un
gran cariño.
En 1148, Santa Hildegarda
dió inicio a un plan para fundar un convento en Ruperstberg. Desde algún tiempo
atrás ya se había hecho evidente que la comunidad de religiosas se encontraba
demasiado ceñida en el pequeño claustro que se les había destinado en
Disibodenberg, así que la abadesa comenzó las gestiones para un nuevo
establecimiento. Ante esto, los monjes se opusieron al traslado pues veían
disminuir sus donativos y las visitas al lugar (que atraía a hombres piadosos
con aras de conocer a la abadesa). La tenacidad de Hildegarda se sobrepuso y en
1150 el Arzobispo consagró el nuevo monasterio dedicado a San Ruperto de Bingen. Es de reconocerle esta labor pues en aquella
época los monasterios benedictinos femeninos no tenían un gobierno propio y sus
monasterios siempre dependían de uno masculino. Ella rompió con esa barrera y
se puede decir que su convento fue el primer establecimiento femenino que no
estaba adosado a uno masculino.
|
HILDEGARDA FUNDADORA, CON SUS MONJAS |
Las visiones se siguieron manifestando y darían
como fruto numerosos tratados que le dieron la fama de escritora.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario