domingo, 1 de diciembre de 2013

UNA MUJER VISIONARIA, FUNDADORA (...CONTINUACIÓN)

 PROFETISA - ESCRITORA
HILDEGARDA DE BINGEN

El Papa Eugenio III señaló que su obra era al estilo de los profetas, la invitó a seguir escribiendo y autorizó la publicación de sus obras.
Ese don profético fue algo que la santa entendió desde sus inicios. Se concebía a sí misma como un simple instrumento de Dios, como un medio a través del cual se manifestaba sus grandezas. No se preocupaba tanto por interpretar lo que veía, sino que su labor se reducía a la simplicidad de comunicarlas. 
Santa Hildegarda nos dice que sus visiones nos las veía en sueños, ni en éxtasis, ni con los ojos corporales o los oídos humanos:
“Sino que las veo con mis ojos y mis oídos humanos interiormente, cuando estoy despierta. Simplemente en espíritu, y las he recibido en lugares descubiertos según la voluntad de Dios”.
Es decir, las percibió a través de los sentidos corporales, pero la inspiración venía del interior, del alma (o si se quiere de la mente), como una cosa infunsa desde lo Alto. Comenzó entonces a escribir entusiasta, ayudada por Volmar, su secretario y copista, y por Richardis de Stade, una monja de su comunidad por la que llegó a sentir un gran cariño.

En 1148, Santa Hildegarda dió inicio a un plan para fundar un convento en Ruperstberg. Desde algún tiempo atrás ya se había hecho evidente que la comunidad de religiosas se encontraba demasiado ceñida en el pequeño claustro que se les había destinado en Disibodenberg, así que la abadesa comenzó las gestiones para un nuevo establecimiento. Ante esto, los monjes se opusieron al traslado pues veían disminuir sus donativos y las visitas al lugar (que atraía a hombres piadosos con aras de conocer a la abadesa). La tenacidad de Hildegarda se sobrepuso y en 1150 el Arzobispo consagró el nuevo monasterio dedicado a San Ruperto  de Bingen. Es de reconocerle esta labor pues en aquella época los monasterios benedictinos femeninos no tenían un gobierno propio y sus monasterios siempre dependían de uno masculino. Ella rompió con esa barrera y se puede decir que su convento fue el primer establecimiento femenino que no estaba adosado a uno masculino.
HILDEGARDA FUNDADORA,
 CON SUS MONJAS

Las visiones se siguieron manifestando y darían como fruto numerosos tratados que le dieron la fama de escritora.

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