María Magdalena estuvo presente en el momento de la muerte en Cruz de su Señor y en la madrugada del día de Pascua, y tuvo el privilegio de ser la primera en ver al Resucitado de entre los muertos (Mc 16, 9).
La intensidad del amor de esta mujer no la apartó del sepulcro de Cristo, allí se quedó concentrada en una luz de esperanza de su corazón.
Ni en la tumba vacía, ni en el jardín lo había encontrado, sin
embargo perseveró en la búsqueda con lágrimas, clamando en su interior su deseo
de hallarlo, y este deseo fue tan fuerte, que atrajo la presencia del amado de
su alma.
"Mujer porqué lloras, ¿a quién buscas?"
"¡María!" la llama; entonces ella se da vuelta y ve al Resucitado a quien ya no dejará más.
"Rabbuní" (Maestro), lo reconoce María, y descubre que su Maestro la instruía interiormente para que lo buscase.1
Al reconocerlo se dio vuelta física y espiritualmente :desde la tumba a la vida, desde la muerte a la Resurrección.
1 (San Gregorio Magno Homilía 25, sobre los Evangelios)
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