jueves, 14 de agosto de 2014

ASUNCIÓN

                                            
  MARÍA PARTICIPA DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO SU HIJO
Hoy 15 de Agosto, en la Celebración de la Asunción de María contemplamos lo que estamos llamados a alcanzar en el seguimiento de Cristo Señor y en la obediencia a su Palabra: al final de nuestro camino en la tierra, la victoria definitiva de Cristo sobre la muerte…la resurrección.  María en su seguir a su Hijo,  ya entró en la plenitud de la unión con Dios, resucitada,   y nos atrae y nos acompaña en nuestro camino. 
San Lucas narra que María, después del anuncio del ángel, "se puso en camino y fue aprisa a la montaña" para visitar a Isabel (Lc 1, 39). El evangelista, destaca así,  que para María, seguir su vocación, dócil al Espíritu de Dios que ha realizado en ella la encarnación del Verbo, significa recorrer una nueva senda y emprender en seguida un camino fuera de su casa dejándose conducir solamente por Dios. 

San Ambrosio, comentando la "prisa" de María, afirma: "La gracia del Espíritu Santo no admite lentitud".  (Expos. Evang. sec. Lucam, II, 19: pl 15, 1560).  La vida de la Virgen es dirigida por Otro, está modelada por el Espíritu Santo, está marcada por acontecimientos y encuentros, pero sobre todo por la especialísima relación con su hijo Jesús.
Toda la vida es una ascensión, toda la vida es meditación, obediencia, confianza y esperanza, incluso en medio de la oscuridad; y toda la vida es esa "sagrada prisa", que sabe que Dios es siempre la prioridad y ninguna otra cosa debe crear prisa en nuestra existencia.
Nosotros en  el bautismo, fundamentalmente ya hemos resucitado, pero debemos alcanzar corporalmente lo que el bautismo ya ha comenzado y realizado. En nosotros la unión con Cristo, la resurrección, es imperfecta, pero para la Virgen María ya es perfecta,  Ella nos da la esperanza que necesitamos: la esperanza de que podemos vencer, de que Dios ha vencido y de que, con el bautismo, hemos entrado en esta victoria. No sucumbimos definitivamente: Dios nos ayuda, nos guía. Esta es la esperanza: esta presencia del Señor en nosotros, que se hace visible en María elevada al cielo. "
¿CUÁLES SON MIS PRISAS? ¿PRIORIZO A DIOS EN MIS PRISAS?
                                                                                                    
Síntesis y adaptación de la Homilía de Benedicto XVI el día de la Asunción en 2009.

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