martes, 5 de agosto de 2014

CAMINEMOS HACIA LOS MÁRGENES DONDE DIOS CLAMA,.



 Tejamos la vida con 
compasión y 
solidaridad,a vi
:
en y solidaridad”.

 según el Corazón del Pastor 


Consideremos que estamos viviendo el paso de una economía de mercado a una sociedad de mercado. O dicho de otra manera: de una sociedad con mercado a una sociedad sólo de mercado. El mercado siempre ha existido en la historia de la humanidad, pero nunca había existido una sociedad sólo de mercado, es decir, una sociedad que coloca la economía como único eje estructurador de toda la vida social, sometiendo a ella la política y anulando la ética. Todo es vendible, hasta lo sagrado.

Es un mercado que se rige por la competición y no por la cooperación. Lo que cuenta es el beneficio económico individual o corporativo y no el bien común de toda una sociedad. Generalmente ese beneficio se consigue a costa de la devastación de la naturaleza y de la gestación perversa de desigualdades sociales.
El afán de mercantilizarlo todo ha penetrado en todos los sectores de la sociedad: en la salud, en la educación y el deporte, en el mundo de las artes y del entretenimiento y hasta en grupos importantes de las religiones y de las Iglesias.
Simultáneamente la sociedad de mercado ha creado también una injusticia ecológica cruel, los bienes y recursos de la naturaleza han sido explotados de forma predatoria, devastando ecosistemas enteros, contaminando los suelos, las aguas, los aires y los alimentos, sin ninguna otra consideración ética, social o sanitaria.
 Un proyecto de esta naturaleza, no puede ser soportado por un planeta limitado, pequeño, viejo y enfermo: los límites físico-químicos-ecológicos del planeta Tierra han sido alcanzados.
 Como es un Ente vivo que se autorregula, EL PLANETA TIERRA reacciona con violencia para mantener su equilibrio: terremotos, tsunamis, huracanes y una total falta de regulación de los climas.
 Las bases que sustentan la vida corre peligro y por supuesto la especie humana … consecuencia de la irresponsabilidad del ser humano y de la total falta de cuidado por todo lo que existe y vive.

¿Cómo me veo en nuestra sociedad de mercado que nos atrapa?
- Mi estilo de vida, mi consumo, mi relación con la naturaleza...
- mis intereses, mis límites...




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Caminemos hacia los márgenes donde Dios clama, para tejer la vida según el Corazón del Buen Pastor:
en compasión y solidaridad”.


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