Tu palabra
es una lámpara para mis pasos,
y una luz en mi
camino. (S 119, 150)
"La
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos
filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y
los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y
las intenciones del corazón". (Heb 4,12)
El
Concilio Vaticano II, con su documento sobre la Divina Revelación (Dei Verbum,
1965), insistió en que los fieles tengan fácil acceso a la Biblia en la que
Dios sale al encuentro de su pueblo y dialoga con él (DV 21-22).
El
Papa Benedicto XVI en el Mensaje Inaugural de Aparecida destaca la importancia
de la Palabra de Dios: “Es condición indispensable el conocimiento profundo de
la Palabra de Dios…” “Hay que fundamentar nuestro compromiso misionero y toda
nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios”... Menciona la Palabra de vida
saboreada en la Lectura orante, y al final afirma: “Esperamos ser una Iglesia
viva, fiel y creíble que se alimenta de la Palabra de Dios y en la Eucaristía”.
El
Papa Francisco nos invita a “afirmar, potenciar y expandir esta presencia de la
Biblia en la vida de la Iglesia, - en nuestras vidas - tal como lo plantea el Documento
de Aparecida. La Biblia ha de transformarse en el libro de la Espiritualidad
cristiana para vivir la Palabra de Dios hoy”. Nos invita también a “buscar que
la liturgia de la Palabra, en la Misa, sea un espacio privilegiado de encuentro
con la Palabra de Dios y su interpretación”. (Evagelii Gaudium)
La Biblia es el tesoro escondido, ¿qué hacemos para desenterrarla y desentrañarla?
SEMBRANDO LA PALABRA
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