No lo sabemos, pues hay muchas teorías; parece lo
más probable que haya sido en Séforis, cercana a Nazareth y la
ciudad más grande de Galilea con
una fortaleza excepcional.
Una antigua tradición, datada ya en el siglo II,
atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Virgen María. Sus
nombres se conservaron gracias a la tradición, ya que la Sagrada Escritura nada
nos dice de ellos. Todo lo que sabemos es legendario y se encuentra en los
evangelios apócrifos (no reconocidos como inspirados por la Iglesia) especialmente en el Protoevangelio de Santiago,
el Evangelio del Pseudo-Mateo y el Libro sobre la natividad de
María.
La devoción a los abuelos de Jesús es una
prolongación natural al cariño y veneración que los cristianos demostraron
siempre a la Madre de Dios.
Esta tradición sobre San Joaquín y Santa Ana también forma parte
de la doctrina del Islam, y se recoge, no solo en su tradición, sino en su
libro sagrado el CORÁN. El Corán dedica uno de sus primeros libros (Sura 3) a
la familia de Joaquín, a quien llaman Imrán, en árabe. Otro libro del Corán (Sura
19) se dedica en su totalidad a la Virgen María y lleva su nombre.
¡Y qué hija!, la Inmaculada.
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo”. Bendita la concepción que te trajo al mundo, bendito tu nacimiento y bendita tu niñez.
Toda la humanidad se goza en ti. Bendito el Padre que te amó, el Hijo que te eligió y
el Espíritu Santo que te desposó.
Desde su concepción esta niñita fue un ser sin pecado, es decir inmaculada. Desde su concepción se cumple en ella la profecía de la Escritura:
"Pondré enemistad entre ti (la serpiente símbolo del pecado) y la mujer (María) y entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza y tu estarás al acecho de su talón" Gen 3,15
Desde su concepción esta niñita fue un ser sin pecado, es decir inmaculada. Desde su concepción se cumple en ella la profecía de la Escritura:
"Pondré enemistad entre ti (la serpiente símbolo del pecado) y la mujer (María) y entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza y tu estarás al acecho de su talón" Gen 3,15
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