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La
Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infinita, pero también
como justicia
perfecta. ¿Cómo conciliar las dos cosas? ¿Cómo se articula la realidad de la
misericordia con las exigencias de la justicia? Podría parecer que sean dos
realidades que se contradicen; en realidad no es así, porque es justamente la
misericordia de Dios que lleva a cumplimiento la verdadera justicia. ¿Pero, de qué justicia se trata?
Se trata de un
procedimiento que evita recurrir a un tribunal y prevé que la víctima se dirija
directamente al culpable para invitarlo a la conversión, ayudándolo a entender
que está haciendo el mal, apelándose a su conciencia. En este modo, finalmente
arrepentido y reconociendo su proprio error, él puede abrirse al perdón que la
parte agraviada le está ofreciendo. El corazón se abre al perdón que le es
ofrecido. Es este el modo de resolver los contrastes al interno de las
comunidades y familias, en las relaciones entre esposos o entre padres e hijos,
donde el ofendido ama al culpable y desea salvar la relación que lo une al
otro". (Papa Francisco enh su catequesis de los miércoles)
"El reino de Dios es Gracia antes que juicio: Dios es una buena noticia antes que una amenaza. Cuando se sientan rechazados por la sociedad, sepan que Dios los abraza."
(tomado de José Antonio Pagola en su libro “Jesús”)
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