domingo, 4 de diciembre de 2011

ADVIENTO II



JESÚS VINO (BELÉN), VIENE (HOY) Y VENDRÁ AL FIN DE LOS TIEMPOS.

El tiempo del Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera Venida de Hijo de Dios entre los hombres, y un tiempo en el cual, mediante esta celebración, la fe se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos.

Por estos dos motivos, el Adviento se presenta como un tiempo de piadosa alegre esperanza”
(Calendario Romano n.39)

El Adviento es también un tiempo que nos invita a recibir a Cristo cada día para ir creciendo en la calidad de nuestro encuentro con Él. Es realmente un tiempo propicio para vivir y celebrar, a un Dios que viene al encuentro del hombre, y al hombre que busca a Dios.

Los hombres desean la paz, aspiran a la justicia y la libertad, sueñan felicidad. Desde siempre. De generación en generación, de año en año, a través de los siglos, se prolongan estos anhelos frecuentemente decepcionados.

En estos llamados y búsquedas de los hombres se expresan las promesas de Dios. La historia de Israel, el pueblo de Dios, es el signo de estas promesas y revelan su realización que nos conduce a Cristo Jesús y nos lo da.

Con los deseos y los anhelos de los hombres, la Iglesia, hoy, hace su oración. Nos asegura que Dios cumple sus promesas. En pos del profeta Isaías, con las palabras vigorosas de Juan Bautista, y con la Virgen María aprendemos como hay que acoger a Cristo.


¡Oh Jesús ven a salvarnos! ¿Podemos darnos el tiempo de re-encontrarnos con nosotros/as mismos bien en el fondo, para reconocer todo lo que puede ser salvado?.

- - Dios nos llama a volvernos hacia Él, ya que está tocando y llamando a nuestra puerta. ¿Tendremos el valor de abrirle? Él está aquí y nos espera.


Nosotros/as lo esperamos y Él nos espera. ¡Qué maravilloso encuentro se ha de producir si nos animamos a abrirle la puerta!

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