viernes, 29 de junio de 2012

Redefiniendo el desarrollo


Bután
Un país en donde la riqueza no se mide en dinero, sino en Felicidad

“Dichoso el que halla sabiduría, el que obtiene inteligencia…rinden mayores beneficios que el oro”. Proverbios 13, 13.

Bután es una pequeña y montañosa nación budista del sur de Asia, localizada en la cordillera del Himalaya entre India y China, con aproximadamente un millón y medio  de habitantes, distribuidos en 47,000 k 2 y en que la felicidad es su gran proyecto de vida. Se trata de un país, en donde la riqueza no es medida por las pertenencias o el oro que una persona pueda tener, sino más bien por el grado de felicidad de la misma.
De hecho, en este país, el Producto Interno Bruto (PIB) que se maneja en todos los países de manera internacional, es reemplazado por la Felicidad Nacional Bruta (FNB)
Jigme Singye Wangchuck, su cuarto rey convirtió el año 2007 a Bután en la democracia más joven del mundo. Este rey, educado en el Reino Unido, vive solo en una cabaña modesta. Cuando la gente se ofreció a construirle un castillo dijo que no, que emplearan el dinero y el tiempo en levantar escuelas y hospitales. Es compasivo, sabio; afirman que lo sacrificaría todo por su pueblo. No sólo eso, es también un visionario si se tiene en cuenta que acuñó, hace 35 años, un término que hoy, en este escenario del poscomunismo y del poscapitalismo salvaje, constituye el centro de uno de los debates más interesantes que se están produciendo en el pensamiento económico mundial.

“Dichoso el hombre al que no le falta el ánimo ni ha perdido la esperanza” Eclesiástico 14,2


El 2 de junio de 1974, en su discurso de coronación, Jigme Singye Wangchuck dijo: “La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto“. Tenía 18 años y se convertía, tras la repentina muerte de su padre, en el monarca más joven del mundo.
No fue un mero eslogan. Desde aquel día, la filosofía de la felicidad interior bruta (FIB) ha guiado la política de Bután y su modelo de desarrollo. La idea es que el modo de medir el progreso no debe basarse estrictamente en el flujo de dinero. El verdadero desarrollo de una sociedad,  tiene lugar cuando los avances en lo material y en lo espiritual se complementan y se refuerzan uno a otro. Cada paso de una sociedad debe valorarse en función no sólo de su rendimiento económico, sino de si conduce o no a la felicidad.

“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia…Dichosos los compasivos, los de corazón limpio, porque verán a Dios”. Mt 5,3 ss.

El concepto butanés de la felicidad interior bruta se sostiene sobre cuatro pilares, que inspiran cada política del Gobierno:
  • 1. Un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo.
  • 2. La preservación y promoción de la cultura.
  • 3. La conservación del medio ambiente.
  • 4. El buen gobierno.
Para llevarlo a la práctica, el cuarto rey creó en 2008 una nueva estructura institucional al servicio de esta filosofía, con una comisión nacional de FIB y una serie de comités a nivel local.
Lo que medimos afecta a lo que hacemos. Si nuestros indicadores sólo miden cuánto producimos, nuestras acciones tenderán sólo a producir más. Por eso había que convertir la FIB de una filosofía a un sistema métrico. Y eso es lo que encomendó el cuarto rey al Centro de Estudios Butaneses, que años después ha dado con un índice para medir la felicidad.
La primera encuesta, que se realiza cada dos años, se realizó entre diciembre de 2007 y marzo de 2008. Un total de 950 ciudadanos de todo el país respondieron a un cuestionario con 180 preguntas agrupadas en nueve dimensiones: 1. Bienestar psicológico, 2. Uso del tiempo, 3. Vitalidad de la comunidad, 4. Cultura, 5. Salud, 6. Educación, 7. Diversidad medioambiental, 8. Nivel de vida, 9. Gobierno.
Obtenido el valor de la felicidad, el siguiente paso es comparar la FIB de los diferentes distritos y compararla a lo largo del tiempo. Descomponer el índice por dimensiones, por géneros, por ocupaciones, grupos de edades, etcétera. Y así, la FIB puede utilizarse como un instrumento para orientar políticas.




Bután es una de las economías más pequeñas del mundo, basada en la agricultura (a la que se dedica el 80% de la población), la venta de energía hidráulica a la India y el turismo La educación, gratuita y en inglés, llega hoy a casi todos los rincones del país.
 A los niños/as y jóvenes se les enseña a meditar.
 En un estudio realizado en 2005, el 45% de los butaneses declaró sentirse “muy feliz”, el 52% reportó sentirse “feliz ” y sólo el 3% dijo no ser feliz.

En diciembre de 2005, Jigme Singye Wangchuck anunció que abdicaría a favor de su primogénito y que se celebrarían elecciones. La democracia no entró de la noche a la mañana, fue un proceso largo. Cuando su majestad dijo que había que hacer una Constitución, la idea no fue aceptada en absoluto por el pueblo. “Estábamos muy a gusto con nuestro pasado. Teníamos desarrollo, seguridad, habíamos progresado. Aun así, su majestad insistió en que era importante que tuviéramos una Constitución. Y el pueblo aceptó sus palabras, porque nos fiamos de él“.
Los reyes, padre e hijo, recorrieron  todo el país, hasta las aldeas más remotas, y celebraban reuniones en los pueblos para explicar y discutir el borrador de la Constitución. El 18 de julio de 2008 se aprobó una carta magna sin pena de muerte para un país cuyo delito más común es el saqueo del patrimonio artístico y cuyo artículo 9.2 establece: El Estado se esforzará en promover las condiciones que permitan la consecución de la felicidad interior bruta“.

Somos un país pequeño y queremos hacer las cosas así. No queremos enseñar nada al mundo. Hacemos lo que creemos que es mejor para nosotros. Y si el mundo cree que hay algo que aprender, son más que bienvenidos”.

¡Bienaventurados..felices !!
Jesús nos invita a ser felices  para construir un mundo de justicia y paz.


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