El Señor vino, está viniendo y vendrá.

El sentido del Adviento es avivar en nosotros
la espera en la venida del Señor. Si lo esperamos es porque ya lo amamos; si lo
esperamos es que tenemos fe en que Él vino, viene, y vendrá. Abramos los ojos y
el corazón para no dejarlo pasar de largo.
Armemos un nacimiento en el corazón, en nuestra
familia, en el trabajo… y regalemos lo mejor de nosotros mismos: alegría, entrega,
paciencia y mucho amor, en la sencillez de adaptarnos a los demás. Dejemos
fuera nuestra suficiencia, individualismo e intolerancia.
Preparémonos para vivir Navidad con un
compromiso de vida nueva, haciéndonos uno más entre los demás, limando aristas
que lastiman, y compartiendo el gozo de nuestra solidaridad y amor.
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