Llena de Gracia es el nombre propio de
María
Abramos el
Evangelio de Lucas en 1,28 y leamos el
saludo del ángel a María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo”. La expresión llena de gracia, fue interpretada, ya desde el
siglo VI, en el sentido de una santidad singular que reina en María durante
toda su existencia. Ella, por ser la llena de gracia, inaugura la nueva creación, un nuevo orden que consiste
en una íntima amistad con Dios y que implica una enemistad profunda entre Satanás
y María, entre satanás y la humanidad.
El capítulo 3 del Génesis, v.15 llamado Protoevangelio), nos
dice: “Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la
suya”, es decir entre Cristo y satanás.
El apelativo llena de gracia y el
Protoevangelio, atraen nuestra atención hacia la santidad especial de María y
hacia el hecho de que fue completamente librada del influjo de Satanás, privilegio único concedido a
María por el Señor.
Contemplamos
a la joven María invitada por Dios a alegrarse.
Las palabras: “alégrate y llena de gracia”, tienen entre sí una profunda conexión: María es
invitada a alegrarse sobre todo porque
Dios la ama y la ha colmado de gracia con vistas a la maternidad divina. La
fe de la Iglesia y la experiencia de los santos enseñan que la gracia es la fuente de alegría y que la
verdadera alegría viene de Dios. En María, como en los cristianos,
el don divino es causa de un profundo gozo.
María Inmaculada nos invita a
Ellas/os han
perdido su libertad, dignidad e identidad de personas. Son usadas, esclavizadas
por otros u otras. Se ven imposibilitadas de ejercer sus derechos, viven bajo
amenaza, están sometidas a trabajo forzado, en fábricas, en prostitución… ¿Sabemos que en la
actualidad y quizá muy cerca nuestro hay niños, niñas y mujeres que viven en
condiciones de explotación?
Cerca de 4.000.000 de personas son
víctimas de trata cada año. La mayor parte de las víctimas son mujeres y niñ@s.
Entre el 10 y el 30% de mujeres tratadas son menores de edad.
Según la OIT, más de 12.3 millones de
personas padecen situaciones laborales similares a la esclavitud.
Estimativamente la trata mueve 12 millones de dólares por año. En América
Latina, 2 millones de niñ@s y adolescentes son víctimas de explotación sexual,
comercial o laboral (mendicidad).
María
es en sí misma un himno a la vida: es la creatura en la que ha quedado cumplida
la palabra de Cristo “yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en
abundancia”.
Ella
intercede por la liberación de esos niños y niñas, adolescentes y mujeres
sometidos al poder de Satanás. Ella inspira en sus hijos e hijas, acciones y
oraciones para desbaratar las tramas del maligno, sus negocios, sus redes, en
las que son atrapadas tantas personas. Santa María Madre de Dios, mira con tus
ojos de Misericordia a todas esas víctimas del pecado de codicia, de abuso de
poder y de placer y ruega a tu Hijo para restaurar las vidas rotas.
“María, madre y compañera de Jesús,
mujer pobre y creyente,
plenamente amada del Espíritu,
danos la vida en plenitud
y vence en nosotros y en nuestro
pueblo,
todas las muertes.”
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