sábado, 8 de junio de 2013

LA CONSAGRACION DEL GÉNERO HUMANO
AL SAGRADO CORAZÓN.
                                                                 
El P. Ricciardi en la introducción de la Biografía de María, habla de ella como “el alma del movimiento espiritual que condujo a la consagración del género humano al Sagrado Corazón, por el Papa León XIII, el 11 de junio de 1899”. 
La expresión “movimiento espiritual” es importante para situar bien a María Dröste en la línea de los santos que han propagado la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, entre ellos: Santa Gertrudis, San Juan Eudes y Sta. Margarita María de Alacoque.


Así, el mensaje eclesial que el Señor le confió el último año de su vida, aparece como la meta de un largo desarrollo de la espiritualidad del Corazón.

                A través de las sencillas palabras de su “Autobiografía“, podemos seguir el caminar de María en una creciente unión mística. Aun cuando esa autobiografía no fue nunca terminada, nos da una rápida visión acerca de la manera como Dios la formó para ser “la esposa de su Corazón“. 


                  En sus cartas a su confesor ella se refiere con frecuencia a la alegría que experimenta en esa intimidad creciente con el Sagrado Corazón. “Usted ya sabe, de qué manera yo siento con frecuencia su presencia y que, por eso, disfruto de un gozo inexplicable” y también: “Las visitas de Nuestro Señor me llenan de un gran consuelo.“ 


             La íntima unión que experimenta en la oración la abre a todas las riquezas de la misericordia del Corazón de Jesús. En una carta del 01 de enero de 1899, ella escribe: “El año de misericordias del divino Corazón de Jesús ha comenzado. No puedo expresar lo que siento al pensar que este año ha sido elegido por Nuestro Señor para el cumplimiento de los deseos que El ha manifestado y que de entre tantos millones, se haya dignado elegirme para comunicarme los secretos de su divino Corazón y los designios de misericordia que ha formado para el mundo. ¡Qué debemos hacer, sino alabarlo y humillarnos delante de Él!

 Oremos por su pronta canonización. 
Que en ella se glorifique a Jesús en su amor misericordioso  por la humanidad y el mundo.

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