LA CONSAGRACION DEL GÉNERO HUMANO
AL SAGRADO CORAZÓN.
11 de junio de 1899
El P. Ricciardi en la introducción de su Biografía de María, habla de ella como “el alma del movimiento espiritual que condujo a la consagración del género humano al Sagrado Corazón, por el Papa León XIII, a fines del siglo XIX”. La expresión “movimiento espiritual” es importante para situar bien a María Dröste en la línea de los santos que han propagado la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, entre ellos: Santa Gertrudis, San Juan Eudes y Sta. Margarita María de Alacoque.
Así, el mensaje eclesial que el Señor le confió el último año de su vida, aparece como la meta de un largo desarrollo de la espiritualidad del Corazón.
A través de las sencillas palabras de su “Autobiografía“, podemos seguir el caminar de María en una creciente unión mística. Aun cuando esa autobiografía no fue nunca terminada, nos da una rápida visión acerca de la manera como Dios la formó para ser “la esposa de su Corazón“. Sobre todo las cartas escritas a Dom Ildefonse Schöber, Benedictino, y a Don Theotonio Ribeiro, su director espiritual en Oporto, Portugal, son para nosotros preciosos documentos, y en ellas leemos el emotivo testimonio de los caminos del Señor para un alma elegida.
En sus cartas a Don Theotonio, ella se refiere con frecuencia a la alegría que experimenta en esa intimidad creciente con el Sagrado Corazón. “Usted ya sabe, de qué manera yo siento con frecuencia su presencia y que, por eso, disfruto de un gozo inexplicable” y también: “Las visitas de Nuestro Señor me llenan de un gran consuelo.“
La íntima unión que experimenta en la oración la abre a todas las riquezas de la misericordia del Corazón de Jesús. En una carta del 01 de enero de 1899, ella escribe: “El año de misericordias del divino Corazón de Jesús ha comenzado. No puedo expresar lo que siento al pensar que este año ha sido elegido por Nuestro Señor para el cumplimiento de los deseos que El ha manifestado y que de entre tantos millones, se haya dignado elegirme para comunicarme los secretos de su divino Corazón y los designios de misericordia que ha formado para el mundo. ¡Qué debemos hacer, sino alabarlo y humillarnos delante de Él!
“Designios de misericordia para el mundo”! La unión íntima de María con el Señor le permitió comprender la infinita “riqueza de misericordia” de aquel que le pidió escribir al Santo Padre en favor de la Consagración del género humano al Sagrado Corazón. En su segunda carta al Papa León XIII, ella explica: “Descubrí el ardiente deseo que El tiene, de ver su Corazón adorable más y más glorificado y conocido, y de extender sus dones y bendiciones en el mundo entero”.
Ochenta años más tarde, el Papa Juan Pablo II retoma el mismo tema en su encíclica Dives in Misericordia: “De este modo en Cristo y por Cristo, se hace también particularmente visible Dios en su misericordia....Cristo confiere un significado definitivo a toda la tradición véterotestamentaria de la misericordia divina. No sólo habla de ella y la explica usando semejanzas y parábolas, sino que además, y ante todo, él mismo la encarna y la personifica. El mismo es, en cierto sentido, la misericordia”. (D.M n° 2 )
Aquel que es la misericordia desea “inflamar todos los corazones de su amor y de su misericordia“, como lo escribía María al Papa. He aquí como ella explica ese “designio de misericordia” en la misma carta: “Se podría encontrar extraño que Nuestro Señor pida la consagración del mundo entero y no se contente con la consagración de la Iglesia Católica. Pero su deseo de reinar, de ser amado y glorificado y de abrazar todos los corazones de su amor y de su misericordia es tan ardiente, que él quiere que Su Santidad le ofrezca los corazones de todos los que por el santo bautismo le pertenecen para facilitarle el regreso a la verdadera Iglesia, y los corazones de todos los que aún no han recibido la vida espiritual por el santo bautismo, pero por quienes él entregó su vida y su sangre y que son igualmente llamados a ser un día hijos de la santa Iglesia, para apresurar por ese medio su nacimiento espiritual”.
El P. Ricciardi ve también otro aspecto del mensaje eclesial de la Bienaventurada María Dröste cuando dice que ese mensaje concluye el de Sta. Margarita María de Alacoque. María había escrito antes a Don Theotonio: “El me ha dicho que desea establecer el culto de su divino Corazón, y porque las apariciones a la Bienaventurada Margarita habían permitido que el culto exterior fuera introducido y propagado por todas partes, él quería (desde ahora) que se estableciese un culto interior; es decir, que las almas se acostumbren a unirse ante todo a él, ofreciéndole una morada en sus corazones...”
El “culto interior” había tomado un gran lugar en la vida de María desde su juventud, y cuando Nuestro Señor le pidió que se consagrara a su Divino Corazón, ella compuso, con mucho amor, un Acto de Consagración que recitó esa misma tarde, en la capilla, mientras que el P. Theotonio tenía un cirio encendido: era el 20 de noviembre de 1898, último día del retiro anual.
Este Acto de Consagración se transformó en preciosa herencia para la congregación del Buen Pastor; fue aprobado por León XIII que lo recomendó a la piedad de los fieles otorgando una indulgencia en 1902. Para el P. Chasle, primer biógrafo de María, este acto personal de Consagración fue, como un preludio a la Consagración del género humano que se haría a través del mundo, tres días después de la muerte de María.
(… continuará)
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