lunes, 6 de enero de 2014

REY, DIOS y HOMBRE

TRES OFRENDAS: ORO, INCIENSO Y MIRRA

El Señor Jesús se manifestó a los sabios de Oriente cuando era un Niño.
 ¡Qué misteriosa comunicación habrán experimentado estos personajes!, quienes después de escrutar los cielos, se encontraron con  la inmensidad de la divinidad en la fragilidad de un niño. Los invadió la adoración, el gozo del encuentro, la celebración, el compartir con María, José y el Niño en su casa.
Esta manifestación fue tan regia como inusual como le gusta a Dios recrearse con quienes lo buscan de corazón.









DIOS SE NOS MANIFIESTA CADA DÍA. SEPAMOS DESCUBRIR LA ESTRELLA QUE ILUMINA NUESTRAS EXPERIENCIAS.


La Fiesta de Epifanía me invita a descubrir en mis hermanos y hermanas, 

una manifestación de Dios; a recibir de ellos un triple regalo: cada uno es rey o reina, en ellos habita Dios y son seres humanos extraordinarios, preciosos a los ojos de Dios.

Epifanía está en que yo abra los ojos y ¡vea!

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