MÁS
QUE PALABRAS
En
su primera homilía como pontífice, Francisco nos mostró la semejanza entre la labor de “custodio” que Dios le asignó a
San José, con la labor que tenemos todos los cristianos, hombres y mujeres de
buena voluntad de ser ‘custodios’ de la creación, del designio de Dios inscrito
en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente. “No dejemos que los
signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro…
Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida.
"Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros
sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones
buenas y malas: las que construyen y las que destruyen”. “Guardemos a Cristo en
nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación”.
Nos
dijo: “el verdadero poder es el servicio” y el Papa debe “abrir los brazos para
custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la
humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños…”
Nos
exhortó a mostrar afecto y ternura y a no tener miedo de hacerlo.
Terminó pidiéndoles a los
fieles que orasen por él.
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