Nada de la creación es excesiva ni por casualidad, nada es trivial o
sin sentido. Cada cosa, no importa su tamaño, tiene un valor infinito porque es
una imagen de Dios en su ser único.
Los seres humanos estamos llamados a prestar la atención, a observar con cuidado los detalles de la diversidad biológica y las variadas formas de vida en nuestro planeta. La persona humana es integrante plena de la evolución, nacimos del proceso y a la vez, reflexionamos sobre el proceso. Las cosas reflejan a Dios en su especificidad y por eso la atención cotidiana al mundo amplio de las criaturas es fundamental. El mundo está cargado con la belleza y grandeza de Dios y nosotros/as estamos llamados a ver profundamente la realidad de las cosas. Sin una atención así perdemos el contacto con el Cristo en su cuerpo amplio y extendido en la creación.
Los seres humanos estamos llamados a prestar la atención, a observar con cuidado los detalles de la diversidad biológica y las variadas formas de vida en nuestro planeta. La persona humana es integrante plena de la evolución, nacimos del proceso y a la vez, reflexionamos sobre el proceso. Las cosas reflejan a Dios en su especificidad y por eso la atención cotidiana al mundo amplio de las criaturas es fundamental. El mundo está cargado con la belleza y grandeza de Dios y nosotros/as estamos llamados a ver profundamente la realidad de las cosas. Sin una atención así perdemos el contacto con el Cristo en su cuerpo amplio y extendido en la creación.
Dice el teólogo medieval Duns Scott, que la creación es una, llena de gracia y naturaleza abrazadas.
DE ILIO DELIO,TEÓLOGA, párrafo de "EL CRISTO EMERGENTE"
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