viernes, 22 de julio de 2011

María Magdalena







La Vida pudo más que la muerte




Dice el evangelista que cuando se le apareció el Señor resucitado, al principio no lo reconoció, sino que lo confundió con un campesino del lugar. Pero cuando el Señor la llamó por su nombre: «María», tal vez por la manera peculiar de decírselo, entonces esta santa mujer no dudó ni un instante: «Ella se vuelve y le dice en hebreo: 'Rabbuní' —que quiere decir: “Maestro”—» (Jn 20,16). Después de su encuentro con Jesús, ella fue la primera que corrió a anunciarlo a los demás discípulos: «Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras» (Jn 20,18).

Según los textos evangélicos: Fue el primer testigo de la resurrección y amaba con locura a Jesús. ¿Cómo? No lo sé. En principio con amor, y el amor es uno. Pero nunca hasta conseguir desviar al Maestro de su misión, porque él se la jugó y nadie le apartó de la cruz, consecuencia de la fuerza denunciadora de sus palabras, que amenazaban al sistema montado en torno al templo.

Me gusta que la primera lectura de la misa de hoy verse sobre El Cantar de los cantares, mejor traducido: “El mejor cantar”, el que San Juan de la Cruz pidió que le leyeran al morir en vez de la recomendación del alma y donde el llamado amor humano nunca deja de ser divino. Yo intuyo que el amor liberó a María de sus problemas, sean cuales fueran y que Jesús la quiso de una forma muy especial. Ella aporta al cristianismo y la comunidad de creyentes un plus de feminidad y fuerza, el encanto de lo gratuito, un símbolo de liberación en una época en que las mujeres eran un cero a la izquierda. Si María es “la madre”, Magdalena es “la mujer” en la iconografía del Nuevo Testamento.

Digámosle al Señor: —Jesús, que mi amistad contigo sea tan fuerte y tan profunda que, como María Magdalena, sea capaz de reconocerte en mi vida.

martes, 12 de julio de 2011

Nuestra Señora del Carmen, patrona de Chile

Imagen de la Virgen del Carmen regalada por el papa Benedicto XVI con motivo del Bicentenario de la Independencia, Esta imagen peregrinó por todo Chile con gran consuelo del pueblo chileno después de la devastación del terremoto del 27 de febrero de 2010.

Carmen viene de Carmelo, un monte situado en la población marítima de Haifa en el norte de Israel, en la zona de Galilea. Precisamente Karmel (Carmen) significa en hebreo "jardín" y en latín "poesía”.


La memoria de Elías se guardó siempre viva de modo particular en el Monte Carmelo, donde se eligió seguir al Dios de Israel, según el relato del Primer libro de los Reyes, capítulo 18 donde el sacrificio de Elías, mostró al pueblo que Yahvé era el verdadero Dios.

El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah.


A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial. Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.

En la Edad Media se creía que María significaba "estrella del mar", en latín "stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar".


"Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!