miércoles, 23 de noviembre de 2011

ADVIENTO I

JESÚS VINO (BELÉN), VIENE (HOY) Y VENDRÁ AL FIN DE LOS TIEMPOS.

El adviento ( del latín: adventus Redemptoris, 'venida del Redentor') es el primer periodo del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo. Su duración es de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de Navidad.

La Iglesia griega honra en Adviento a los antepasados del Señor, y especialmente a Abrahán, a Isaac y a Jacob.


La Iglesia latina, sin honrarlos con un culto particular, nos recuerda su memoria con frecuencia en esta época, al hablar de las promesas relativas al Mesías que les fueron hechas. A todos ellos los vemos cada día desfilar, formando el magnífico cortejo que a Cristo precedió en los siglos a su venida. Pasan a nuestra vista Abrahán, Jacob, Judá, Moisés, David, Miqueas, Jeremías, Ezequiel y Daniel, Isaías, S. Juan Bautista, José y sobre todo María, la cual resume en sí misma todas las esperanzas mesiánicas, pues de su fiat depende su cumplimiento. Todos a una ansían que venga el Salvador y le llaman con ardientes gemidos. Al recorrer las misas y los oficios de Adviento siéntese el alma impresionada por los continuos y apremiantes llamamientos al Mesías: “Ven, Señor, y no te tardes”. “Vengan y adoremos al Rey que ha de venir”. “El señor está cerca, vengan y adorémosle”. “Manifiesta, Señor, tu poder y ven.” “¡Oh Sabiduría! Ven a enseñarnos el camino de la prudencia”, “Oh Dios, guía de la casa de Israel, ven a rescatarnos”. “Oh vástago de Jesé, ven a redimirnos, y no tardes”. “Oh llave de David y cetro de la casa de Israel, ven saca a tu cautivo sumido en tinieblas y sombras de muerte”. “Oh oriente, resplandor de la luz eterna, ven y alúmbranos…”, “Oh Rey de las Naciones y su deseado, ven a salvar al hombre que formaste del barro”. “Oh Emmanuel (Dios con nosotros), Rey y Legislador nuestro, ven a salvarnos, Señor y Dios nuestro”.


Hagamos nuestras estas súplicas orantes, ellas podrán impregnar nuestra actitud de ardiente esperanza todos los días de estas cuatro semanas de Adviento.