martes, 14 de marzo de 2017

MADRE JOSEFA FERNÁNDEZ DE SANTIAGO CONCHA

SU FAMILIARIDAD DE TRATO CON DIOS.

Josefa Fernández de Santiago Concha, nace el 15 de marzo de 1835 en Santiago, en la casona familiar, ubicada actualmente en calle Mac Iver entre Santo Domingo y Esmeralda.
La vida de Madre Josefa no es sino un mensaje de amor. Llevó  en su interior el fuego de un gran ideal de mujer: “Nunca he pensado si una cosa me cuesta o no, cuando sé que es para la Gloria de Dios”. Este ideal, fue el que la acompañó toda su vida, la quemó por dentro  con ardores de pasión y la estimuló constantemente a entregar su vida por la salvación de las almas en la Obra Santa del Buen Pastor.

Josefa tiene 27 años, cuando ingresa a la Comunidad  del Buen Pastor (fundada en Angers - Francia en 1835, por Santa María Eufrasia Pelletier) en la Sede Provincial  de Santiago, Casa de calle Rivera.
Mujer culta y sencilla, serena, de gran inteligencia y humor, atenta a los signos de los tiempos, es toda de Dios y al mismo tiempo, toda del prójimo.
Su vida es de pastora peregrina, fundando conventos y casas para niñas, jóvenes y adultas que han quedado orilladas en los camino de la vida.  Donde puede se instala con las hermanas para abrir el corazón y las puertas donde se acogerán las almas que andan perdidas, sin horizonte en el camino.

Muchas cosas podemos decir de esta Sierva de Dios,  su celo apostólico sin fronteras, su amor incondicional a las personas sin discriminación, su confianza sin límites en Dios, su temple armonioso y equilibrado…. Pero hay algo más, en su tumba en el Buen Pastor de Buenos Aires, destaca su epitafio que nos llama a escudriñarla aún mejor.  Se lee  “del trato familiar con Dios a través de la diminuta imagen del Niño Dios”; la frase la acuñó el jesuita Juan Ysern quien tanto supo de Madre Josefa como amigo, confesor y director espiritual. Muchas facetas laudables tuvo Josefa en su seguimiento de Jesús, como misionera, líder espiritual, humildad a toda prueba, perdón, misericordia, gratitud… sin embargo el sacerdote Ysern  rescató el trato familiar con la divinidad; sí, trato familiar,  es decir frecuente o constante..  ¿Qué sucedía entre la Madre y el Niño? Conversaban. La Madre sin poner nada de su parte recibía sus locuciones, en cualesquier circunstancia o lugar donde estuviese y su alma se sentía embargada por la validez de “sus palabras “.

En todo estaba  el Niño Dios, participando, orientando, conduciendo, opinando… ¿Acaso no fue decisión suya inconmovible, la ubicación de la Casa del Buen Pastor en Concepción, en Chile, cuando hizo triunfar su fallo inapelable?: “Este es el lugar de mi descanso, porque yo lo elegí”. Y entre un mar de imposibles surgió, de improviso, la solución que nadie esperaba. Y Él se instaló allí. ¿Y qué decir de Córdoba, cuando la Madre vacilaba por el incierto y exiguo panorama económico de la región?  “Quiero nacer pobre y humilde en Córdoba”?,. .   y sus decisiones zanjaban definitivamente toda vacilación. Sus mutuas confidencias eran tan permanentes como informales sus coloquios. Entrando en su escritorio en Buenos Aires, ella le comunica: ¿Sabes mi Dios? Esta tarde llegará de Chile la Madre Eufrasia Bascuñán. Y la respuesta inmediata: “Estaremos muy contentos de vernos los dos”.   Estando la Madre en Córdoba a pocos días de la instalación, llega a celebrar la Eucaristía el Vicario de Salta monseñor Pablo Padilla, y éste al saludar a la Madre recibe exabrupto la siguiente pregunta: ¿Qué es Jujuy? Es la patria de Monseñor respondieron todas. Y ¿por qué esta pregunta tan fuera de propósito? Ella aclaró que el Niño le repetía con insistencia “Jujuy, Jujuy”.  Y Jujuy en Argentina contó prontamente con una casa del Buen Pastor.
 Naturalmente no es la imagen la que habla, sino Dios quien a través de un trato íntimo llega a comunicarse con Josefa por la vía de la audición o internamente. Se conocen  varias de estas alocuciones, pero en la intimidad de la dirección espiritual o de la confesión, o en la exquisita intimidad de Josefa, habrán quedado guardadas muchos otros de estos permanente coloquios.
 Dios habla a los suyos como le place y cuando le place, lo importante es escucharlo, acogerlo  y saborear la divina comunicación. No a todos nos habla Dios como a Madre Josefa, pero sí de mil otras maneras. ¡Escuchémoslo.!

Jesús, el Buen Pastor suscitó a esta gran mujer para ayudarnos a descubrir que Dios es misericordia y que los dones  evangélicos de la compasión y ternura los podemos  vivir con toda la fuerza del corazón en la fe y las obras.
                                                              
                                
   MADRE JOSEFA VIVE   EN NUESTRA MEMORIA.

lunes, 6 de marzo de 2017

DIOS NOS HABLA HOY

En el primer domingo de Cuaresma, el Papa Francisco explicó que durante la Cuaresma “como cristianos somos invitados a seguir los pasos de Jesús y afrontar el combate espiritual contra el Maligno con la fuerza de la Palabra de Dios”.
“Para esto se necesita tomar, tener familiaridad con la Biblia: leerla a menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia contiene la Palabra de Dios, que es siempre actual y eficaz”.
“Alguno ha dicho, '¿qué pasaría si tratásemos la Biblia como a nuestro teléfono celular?'. Si la llevásemos siempre con nosotros; si volviésemos por ella cuando la olvidáramos; si la abriésemos varias veces al día; si leyésemos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del celular”.
“Claramente –continuó el Papa– la comparación es paradójica, pero hace
 reflexionar.
En efecto, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo nos podría hacer desviarnos del camino del bien; sabríamos vencer las cotidianas sugestiones del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, acogiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a aquellos más débiles y necesitados, también a nuestros enemigos”.  

Al terminar, de nuevo preguntó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro: "¿qué pasaría si tratásemos la Biblia como a nuestro celular?".

miércoles, 1 de marzo de 2017

DIMENSIÓN PASCUAL

Hoy, Miércoles de Ceniza, entramos en el Tiempo litúrgico de la Cuaresma. 
La Cuaresma ha sido instituida en la Iglesia como tiempo de preparación para la Pascua, y por lo tanto, todo el sentido de este periodo de cuarenta días es iluminado por el misterio pascual hacia el cual está orientado. Podemos imaginar al Señor Resucitado que nos llama a salir de nuestras tinieblas, y nosotros nos ponemos en camino hacia Él, que es la Luz. Y la Cuaresma es un camino hacia Jesús Resucitado, es un periodo que nos lleva a través de la penitencia a  resurgir con Cristo, a renovar nuestra identidad bautismal, es decir, a renacer nuevamente “desde lo alto”, desde el amor de Dios (Cfr. Jn 3,3). Por esto es que la Cuaresma es, por su naturaleza, tiempo de esperanza. Esperanza de dejar atrás esclavitudes, apegos, pecados, injusticias, abusos de poder, vanidades, indiferencia hacia el sufrimiento ajeno...
Ees un tiempo  para dejarnos enseñar la verdadera libertad de elección para hacer el bien a otros junto con el nuestro... e ir liberándonos en comunión con las personas, la naturaleza y cosmos,  siguiendo a Jesús.
A la Pascua nos introduciremos por caminos  de desierto, de tentaciones y  de soledad que hacen memoria de los pasos de Jesús por el sufrimiento, el abandono, el derramamiento de sangre para abrirnos el camino hacia la vida eterna.
Hagamos el paso de la muerte a la vida con Él, orando y meditando su Pasión, muerte y Resurrección y descubriendo en qué aspectos tenemos nuestra libertad atada al  pecado,
Cf. Catequesis del Papa Francisco el miércoles 1° de Marzo de 2017.