miércoles, 22 de enero de 2014

DICHOSOS LOS INVITADOS





JESÚS EL CORDERO DE DIOS.

Juan Bautista vio a Jesús que venía hacia él  y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1,29). Cuando Jesús es llamado el Cordero de Dios en Juan 1,29 y Juan 1,36, es en referencia a que Él es el perfecto y último sacrificio por el pecado.

En el Antiguo Testamento,  todo el sistema sacrificial sirvió de base para la venida de Jesucristo, quien es el perfecto sacrificio que Dios proveería como expiación por los pecados de Su pueblo (Romanos 8,3; Hebreos 10).
Jesús es el Cordero Pascual que se entregó por nosotros en la Cruz,  que se da en la Eucaristía y que celebra el banquete de bodas.

 En Isaías 53,4.12 se dice que el Siervo carga los pecados de muchos. El Cordero como Siervo sufriente, es Cristo, es aquél que se ofrece libremente a sí mismo para eliminar del mundo el pecado y llevar a Dios a todos sus hermanos.
En Isaías 53,7 se dice que el Siervo: “No abrió la boca; era como un cordero llevado al matadero y como una oveja ante sus trasquiladores”.


En el Apocalipsis, el cordero aparece triunfante, con el signo de su inmolación y una multitud de elegidos lo aclaman cantando: "Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza." Apoc 5,12

Al intercambiar el saludo de la paz en la celebración de la Eucaristía, (antes de la comunión), decimos: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros y danos la paz. El Celebrante mostrando el Cuerpo de Cristo,(la Hostia) dice: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados a la Cena del Señor.
La Cena es Cristo quien la ha establecido; Él mismo nos invita a participar con corazón lleno de alegría, y Él mismo es el alimento que se nos da: Él, EL Cordero de Dios. Somos realmente dichosos de participar en este Banquete donde Cristo se desposa con su Pueblo, para presentarlo a su Padre, sin pecado.
Nuestro Pastor es nuestro Cordero. ¡Gracias!

Te acojo Oveja amada, te abrazo en cada hermano y hermana a quien doy la paz.

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