jueves, 26 de junio de 2014

FUSIÓN CON BUEN PASTOR



¡EL ABRAZO DE LAS HERMANAS!


















San Juan Eudes  fundó en 1641, en Francia, la Orden Nuestra Señora de la Caridad constituida por Monasterios (Conventos) autónomos, bajo la autoridad del Obispo de la diócesis, para recibir a mujeres que deseaban emprender una nueva vida (llamadas entonces, penitentes).

Sta. M. Eufrasia ingresó en 1814 a uno de estos Monasterios, en la ciudad de Tours.
Más adelante le toca fundar un Monasterio en Angers, (Francia) donde todo empieza a florecer: muchos bienhechores, abundantes vocaciones (200),  y solicitud de fundaciones en los cinco Continentes. Entonces ve la conveniencia de constituirse en Congregación dependiente de Roma, con una superiora general y Consejo de Gobierno. Esta nueva estructura le dio un nuevo impulso y gran dinamismo en la misión, en nuevas respuestas a las necesidades de la época, privilegiando siempre a la mujer vulnerada. La nueva Congregación tomó el nombre de "Nuestra Señora de la Caridad del Buen  Pastor"
Por otra parte, ya en el siglo 20, la mayoría de los Monasterios fundados por San Juan Eudes, comenzaron a Federarse y/o Unirse, hasta que en este siglo se formó la "Unión de Nuestra Señora de la Caridad" como Congregación Internacional de Derecho Pontificio.
Las dos Congregaciones han entablado lazos de gran fraternidad, reflexión y estudio de su carisma, espiritualidad, y misión, las que se entroncan en una raíz común. 
Un profundo proceso de discernimiento, da como como fruto, la
           FUSIÓN DE              
NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD, CON NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL BUEN PASTOR, 
las que por Decreto Pontificio, hoy 27 de junio, forman una sola Congregación.

Quien se interese por conocer mejor el tríptico, puede solicitar su explicación.


María Angélica Guzmán Vicuña

sábado, 21 de junio de 2014

TUVE HAMBRE Y ME DISTE DE COMER.


TUVE HAMBRE 
 




Texto del Evangelio (Jn 6,51-58):
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».
 "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él».

 ¡Dichosos los invitados a esta Cena donde acuden los que tienen hambre y sed de Dios!

Pero en nuestro Planeta Tierra hay otras hambres. Mueren millones de personas desnutridas mientras toneladas de alimentos son botados por razones económicas.

Dar de comer al hambriento es una invitación del Señor para compartir nuestro alimento. La comunión es fuerza fraternal, donde nosotros alimentamos al mismo Jesús que toma el lugar del hambriento. 
Él dijo: "Tuve hambre y me diste de beber..ven bendito de mi Padre".
Ejercitémonos en compartir el pan de cada día, en compartirla Palabra de Dios y nuestras palabras de amor.

LA EUCARISTÍA, la comunión, en tu vida ¿se hace compartir?


Nombra otras hambres que padecen nuestros vecinos y nuestra sociedad, que tu puedes aliviar, satisfacer.