En Jueves Santo revivimos el momento íntimo en que Jesús celebra la cena de pascua con los suyos, y les revela el misterio de amor de la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre.
Les encarga a sus discípulos hacer lo mismo, y desde entonces la Cena Eucarística (Misa) se celebra diariamente en todo el mundo y el Señor sacramentado permanece con nosotros.
La última Cena de Jesús Lc 22, 14 15 | Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con sus discípulos, y les dijo: ¡Cómo he deseado celebrar esta pascua con uds antes de morir! | ||||||||
16 | Porque les digo que ya no la volveré a celebrar hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.» | ||||||||
17 | Tomó entonces un cáliz, dio gracias y dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes, | ||||||||
18 | Pues les digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios. | ||||||||
19 | Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.» (Jer 31,31-34; Éx 24,4-8) | ||||||||
20 | hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: «Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre, derramada por ustedes». |
Les recomendamos meditar y contemplar los otros textos que relatan la última cena,
en Mc 14,22-26; Mt 26,26-30; I Cor. 11,24-25.
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